132 BOLET?N DE LA ? REAL ACADEMIA GALLEGA.
rrotados,' pero subsisten a?n en la mente de los pueblos sen
cillos. Mi colaborador el Dolor Lir?n, que ejerci? la Medi
cina en Cuba, me contaba, c?mo cuando iba a caballo y ten?a
que cruzar alg?n r?o, su criado (un negro) acud?a presuroso
a, rogarle,, que antes de meterse en el agua hiciera la debida
ofrenda a los genios de las aguas para tenerlos propicios; y.
en Galicia, los pescadores de las r?as bajas, cada vez que sa
l?an al mar, cuando el barco llegaba a la altura del ?ltimo
promontorio lanzaban una borona al agua, para evitar la
sa?a de los diablos del mar.
En la escena del Pendo me parece vislumbrar toda una
mitolog?a popular : los r?os de la Costa Cart?brica se preCipi
tan furiosos entre las abruptas pe?as, y cuando llegan al
valle profundo y estrecho lo arrasan todo; no hay :fuerza que
los contenga. Durante la Era Cuaternaria, al final, con los
deshielos, el espect?culo ser?a imponente: cad?veres huma
nos flotar?an a lo .largo del r?o sin que hombre alguno tuvie
ra valor para acudir en su auxilio; los gigantescos bisontes,
como los ?giles ciervos, bramar?an arrastrados por la co
rriente, dejando o?r lastimeros mugidos en todo el valle... y
el hombre, cobijado en su caverna, contemplar?a aterrori
zado aquel espect?culo de la Naturaleza; su ?nimo quedar?a
tan profundamente impresionado que ver?a seres superiores
e invencibles, dioses del mal, en todas aquellas inundaciones.
Las consejas narradas y los mitos explicados por los an
cianos en las tinieblas de la caverna durante las interminables
noches de invierno, no tendr?an fin; y m?s en la enorme
caverna del Pendo, en cuyos antros cabe un ej?rcito, y por
medio',de la cual pasaba entonces un riachuelo de bastante
caudal y mucha profundidad, que inundaba parte de la sala
grande y cuyo cauce aun no desapareci? del todo. Nada,
puede sorprendernos, pues, que una de aquellas leyendas o
tradiciones en ellos m?s arraigadas, quedara gr?ficamente
explicada por el artista paleol?tico. ? El temible dios de las
aguase:
Es por hoy la primera escena del arte gl?ptico y edad alta
mirense que se descubre en la Costa Cant?brica. No deja
de ser curiosa una escena grabada tambi?n en hueso descu
bierta por Piette en Lortet (Francia), que representa 'un
c?rvido al que acecha un animal, probablemente un lobo.