132 $olettn de la Real Academia ?alleg?
la indicaci?n de una casa editora de Madrid, 'y aun cuando ya los
pies de imprenta de Barcelona, y Valencia van abri?ndose un gran
camino en el mundo.
Por eso la producci?n de obras impresas en provincias fu?
ant?riormente m?s reducida y si no se va acentuando aun Hone un
gran camino que recorrer para llegar a conseguir quo puedan en
contrarse en Madrid, Barcelona y otras capitales las producciones
de los escritores provincianos, facilitando as? su divulgaci?n en toda
Espa?a y poni?ndolas al alcance de todos, como medios informa
tivos y del mejor conocimiento de unas regiones con otras, pudien
do citar nosotros numerosos casos en que fu? preciso dar informes
detallados y minuciosos de ciertas investigaciones y estudios, por
creerse que en Galicia no existia nada de nada, ni se hab?a estu
diado todo lo nuestro, tanto que hasta los problemas m?s funda
mentales de nucstra vida econ?mica estaban in?ditos entre nos
otros. Y nada diremos del trabajo para poder adquirir determina
das obras, trabajos que casi pueden ponerse en parang?n con los
fabulosos de H?rcules, por lo penosos y largos, hasta lograr el
?xito apetecido, a pesar de tratarse de publicaciones recient?s?
mas, plies fuera de la localidad donde se imprimieron, nadie las
conoc?a.
Por eso tambi?n se ver? quo apenas montada una nueva im
.prenta buscaba ayqda eficaz en la publicaci?n de un diario, por.
quo aun contando con el material quo ?sta destragaba, podia de ese
modo sostenerse el establecimiento. As? fu? posible en muchos
pa?ses el fomenlo de la prensa y de la impresi?n.
II
Parece quo huelgan, pero no sobran las disquisiciones ante
riores en un trabajito de la ?ndole del presente.
En Orense, como en toda Galicia, hubo de seguir la misma
suede y asi salvo citados casos y lugares, el arte tipogr?fico, no pu
diendo desenvolverse por falta de medios, pudo creerse que en
nuestra regi?n estaba en la infancia, pues aun cuando hab?a habido
algunos buenos impresores eran ?stos contad?simos.
De obras impresas en esta ciudad, a partir de 1868, tenemos
conocimiento de las siguientes: Tratado m etrico decimal, por Jos?
Rodriguez Ca?o, imprenta de Pilar Sidarol, viuda de Lozano, 1868;
Espi?as, follas e frores, por Valentin Lamas Carvajal, en 1871, la
segunda edici?n en 1876, la tercera en Madrid, en 1877 y la cuarta