VALLEINCL?N Y EL CONCEPTO DEL TEATRO 7
dramatismo buscado por don Ram?n, en un ambiente de ficci?n
inicialmente enraizado en sucesos de efectiva realidad, en el
seno de una sociedad ego?sta y corrompida y por ?l plasmado
en un espect?culo de fuerte colorido y relieve, que se desarrolla
en r?pidas situaciones escenificadas, en una audiovisi?n de cine
rama subyugante y emocional, de un crudo realismo efectista,
estilizado y esperp?ntico, que es, como tantas veces se ha escrito,
la m?s fuerte cr?tica a la sociedad que le rodeaba y de la que
proced?a.
Mutatis mutandis, las obras dram?ticas de ValleIncl?n son
como par?bolas extra?das de hechos que sucedieron o pudieron
suceder, pero que en todo caso llevan en s? mismas una tremen
da carga moralizadora, de intensa valoraci?n filos?fica, en un
ambiente pleno de est?mulos educativos, impregnadas general
mente de la fina, hiriente, acusadora iron?a galaica, y magistral
mente situadas en lo alto de un escenario de formaci?n y com
posici?n ciudadana y social, para hacer resaltar la admirable
cr?tica de costumbres o, en su caso, de la pol?tica gubernamental
de los variados reg?menes borb?nicos.
Se?ala, pues, y refleja el teatro de ValleIncl?n una conscien
cia de comunicaci?n difusa, de expansi?n y de captaci?n inte
lectiva, en la que los personajes por ?l creados no s?lo hablan ?
convincentemente al espectador, que se sit?a por ello en sujeto
de aprehensi?n, sino que adquieren vida propia en el escenario,
y ya de pie pasan a la realidad circundante con sus nombres y
con sus defectos, con sus virtudes y con sus vivencias, como
seres vivientes que son, dotados de libre albedr?o, que discuten,
luchan y se comunican con el p?blico y transmiten su mensaje:
el mensaje que pretend?a su creador en un parlamento directo
y cordial, que requiere tanto un dif?cil arte de expresi?n como
y sobre todo un conocimiento profundo de aqu?llo que se quiere
transmitir a los dem?s, a trav?s de la expresividad dram?tico
literario que invade gozosamente el ?nimo y la conciencia del
espectador en virtud de su vis de convicci?n.
En otras palabras, el teatro de ValleIncl?n, como todo teatro
que se precie de tal, lleva en s? mismo el peso espec?fico de una
tras conciencias. ?En la m?a se hace esa luz de tempestad!... (Obras completas
de don Ram?n del Valle Incl?n. T. I, 2.5 ed., 1952). Fragmento del parlamento
de Don Juan Manuel Montenegro" en "Romance de lobos", escena VI, p. 671.