?Boelt?n de al Real $cademia Gallega 27
Jos? y San Lorenzo y en el lugar en que pusieron sus despojos las
manos amorosas de los suyos. Vengan ? Galicia que si ella cumple al
fin su tan imprescindible deber, nosotros sabernos que el d?a que tal
suceda, la noble sombra del poeta se regocijar? en los cielos, bendicien
do `esta prueba de amor de los suyos y esta gran muestra de cultura
de su pueblo.
MANUEL MURGU?A.
t
NICOMEDES PASTOR D?AZ
Nunca, tanto como ahora, ha demostrado Galicia tener conciencia
de su propio valimiento.
Aquellos dolorosos tiempos en que el alma colectiva regional pa`
rec?a inerte, y solo alguno que otro sacudimiento eran el ?nico signo de
vitalidad, han desaparecido afortunadamente.
La conciencia de su propio valer la siente hoy nuestra amada tierra
con sus vehement?sirnos deseos de honrar la memoria de aquellos de
sus hijos ilustres con que tanto se enorgullece. Y, caracter?stica especial,
muestra mayor predilecci?n, si predilecci?n puede existir en esto, por
aquellos que m?s han hablado ? su sentimiento y que mejor han encar
nado la po?tica y so?adora alma gallega, que por los poderosos de la
tierra ? por los dispensadores de mercedes.
Los pueblos al honrar ? estos sus hijos, se honran ? s? propios y
esa honra es tanto m?s grande, cuanto tan noble tributo se rinde, como
lo hace hoy la floreciente ciudad de Vivero, ? quien, interpretando las
alegr?as y deseos y los dolores y tristezas de las multitudes, fu? el eco
fiel de los temores y esperanzas de su pueblo.
Celebra Vivero, y con ella toda Galicia, el primer centenario del
nacimiento de una gran gloria regional, el ilustre vivariense Nicomedes
Pastor D?az.
Hijo este de la, entonces, villa de Vivero, en ella vi? la luz el 15 de
Septiembre de 1811.
De padres no muy abundantes de fortuna, pero s? en honradez,
comenz? sus estudios en el Seminario de su pueblo, ampli?ndolos m?s
tarde en el de Mondo?edo. Esta su primera educaci?n influy? en el ca
l
7
,
,