jolettn ; de la' Real Academia Galleg?
historiador de Galicia, se agrup? en torno suyo al ser fundada la
Academia: de aquel inmarcesible flor?n de nuestra literatura, en
el cual destacan nombres tan ilustres y para todos bien amados,
como los de Pondal, Barcia Caballero, Golpe, Lago Gonz?lez, L?pez
Ferreiro, V?zquez N??ez, Ojea, Perez Ballesteros, Vaamonde y tan
tos otros, adem?s de los ya rememorados, que brillan como astros
de primera magnitud en el espl?ndido y dilatado cielo de nuestras
letras regionales.
Entusiasta y activo, due?o de personales iniciativas y laudables
orientaciones que tienden a armonizar las augustas serenidades de
los tiempos cl?si?os con las atormentadoras inquietudes de nuestros
d?as, con juveniles arrestos que bravean victoriosos el transcurso
de los a?os, sabr?, de fijo, el nuevo Presidente corresponder a lo
mucho y bueno que la Academia Gallega espera de ?l, a?adiendo
a sus po?ticos lauros los que en el gobierno de nuestra Corporaci?n
le aguardan. Es de los que laboran con el cerebro y con el alma,
aislada y silenciosamente; pero mejor que. nadie sabe que en ?l
est? fija la atenci?n de cuantos paso a paso siguen los derroteros
de aqu?lla. El, como h?bil piloto, sabr? dirigirla y encaminarla a
los soberanos destinos que el porvenir le tiene se?alado y que le
deseamos todos; su honorabilidad acrisolada es prenda segura de
que en ning?n momento habr? de separarse del recto y verdadero
camino; su experiencia, la m?s firme garant?a de que lograr? emu
lar los ?xitos de sus antecesores al frente de la m?s alta represen
taci?n de nuestra cultura regional.
Hijo de sus obras y hombre de su ?poca; luchador infatigable
para quien, como para el h?roe del Romancero, sus arreos son las
armas ? su descanso el pelear; tanto m?s modesto cuanto m?s
encumbrado, supo el Sr. Rodriguez Gonz?lez veneer siempre en
cuantas empresas acometi?, as? en las propias como en las que la
ajena solicitud le encomendara. Y si el pasado responde del por
venir ?y en este caso tal vez m?s que en otro ninguno cabe presu
mirlo?, la votaci?n que le coloc?, tan merecidamente, en el primer
sitial de nuestra Instituci?n, no es tanto el triunfo suyo, personal,
exclusivo y particular?simo, como el de la misma Academia, que a
sus manos expertas conf?a su futuro y progresivo desenvolvimiento.
Porque tales vaticinios se cumplan, hacemos los votos m?s
fervientes, alentados tan solo por el encendido amor que hacia la
Real Academia Gallega sentimos, cuantos en ella formamos y en
ella espiritualmente convivimos.