Dolelin de la Real Academia Gallega 197
Por eso sacrificamos a la parte antigua, tratada extensamente,
la parte moderna, mucho m?s teniendo en cuenta que a los con
tempor?neos no nos corresponde juzgar hechos ni personas que
con nosotros convivieron o conviven. B?stenos la simple enume
raci?n como jaibnes de partida, para que los que nos sucedan pue
dan tener como una gu?a para sus futuras investigaciones.
CAPITULO XII
Conclusi?n .
I ?
La ?imprenta; repetimos, tuvo su complemento en el periodismo,
factor el m?s eficaz para el desenvolvimiento de las ideas y del
progreso de los pueblos. Es cl peri?dico arma poderosa que, como
la lanza de Aquiles, cura las heridas que produce.
La prensa, sin la que no puede irse a la conquista del pro
greso, es acreedora al respeto universal, y el periodista, al ejercer el
sacerdocio de su profesi?n, es algo m?s elevado de lo clue la gene
ralidad de las gentes se imaginan, aim cuando en pasados tiempos
hubiese en aqu?llos algo m?s de idealidad que al presente; pero el
mundo marcha y con ?l es necesario caminar.
? II
Muchos repiten a?n, as? como iron?a o cierto tono despectivo
aquellas frases de un conocido escritor
?No quiero discusiones con los periodistas, pues cada veinti
cuatro horas hacen un libro? .
Y efectivamente, libro y de una variedad infinita y de grandes
enseianzas es la prensa peri?dica. Por eso pudo decir muy bien
un gran pensador:
'?Esto (el peri?dico) matar? a aquello? (el libro).
III
;Ciertamente que la prensa, como toda obra humana, time sus
defectos, si se quiere. vicios; pero ?stos, pequeilos y transitorios
siempre, no impiden Su acci?n educativa y. civilizadora. No nos
cxplicamos la antipat?a, si no se quiere llamar odio, que algunos
sienten contra el peri?dico. Es como si reneg?ramos de los podero