90 joletin de la Real ;Academia Gallega
de la Sociedad Arqueol?gica de Pontevedra; y el segundo, copia de otro
pergamino derivado del prime`ro, ambos de igual procedencia, que no
tienen traza de ser aut?nticos. Ninguno de los dos se halla redactado en
gallego, ni en castellano de aquellos tiempos. >.
Juan de Cardellac empieza su carta: ?Don Johan por la graza de
deus bispo dourens.....? y la termina firmando, ?Nos el Obispo?, nom
bres que en la forma no se compadecen y encierran una contradici?n que
no suele hallarse en documento?alguno. Comenzar llam?ndose bispo,
como entonces se acostumbraba, y concluir diciendo tan fresco, `^,os el
Obispo, como en los tiempos actuales, es cosa que por lo rara debi? Ila
mar atenci?n del nuevo cronista, trayendo a la vez el recuerdo de que
los obispos de aquellos tiempos sol?an autorizar los documentos con su
propio nombre, como por ejemplo: ?Odoarius Dei gratia, Sisnandus Ar
chiepiscopus, Pedro, arzobispo de Tarragona, Galcerando obispo de
Arg?l? etc., etc. y Cardellac, o Cardalosacho, como le llama Mu??z, debi?
datar su carta en Avi??n y firmar: Ego Johannis indignus`episcopusAurien
sis en lu arde ?Nos el Obis o?.g Obispo?.
tambi?n entr? otras palabras desusadas, en dicho docu
mento, las de igleia, por iglesia; m?asteiro, por mosteyro; cansyrando, por
considerando; seia, por sea; y varias otras que nos obstenemos de se?alar,
delatoras de la falta de autenticidad del instrumento. Elsegundo corre
parejas con el primero, acusando ambos la? misma redacci?n, hechos por
una sola mano, y, dados los sugetos entre quienes andaba el juego,
desde el Papa al Abad Juan, (otro Juan como el Obispo), es muy pru
dente as?gurar que ambos documenttos no pueden dejar de aparecer,
. por lo menos sospechosos. Y no se extra?e el.P. L?pez que aventuremos
nuestro juicio, porque, el sucesor de Benedicto xti, Clemente vi, era
fianc?s, como su apadrinado Juan ' de Cardellac, y tuvo empe?o de en
riquecer a muchos con sus largas d?divas. v y
Los tesor?s y beneficios de la Iglesia han sido profusamente reparti
dos por el entre sus parientes, consanguineos y paniaguados, y uno de
estos fu?, sin duda alguna, Cardellac a quien. el Pont?fice di? el obispado
de Orense cuando todav?a era un ni?o impuber,? sin otros relevantes
m?ritos que el de la prima tonsura, administrada al ne?fito quiz?s? en'
previsi?n de que el nombramiento de Obispo no apareciese recayendo en
un indocumentado.
No creemos, pues, faltar a la verdad asegurando que D. Juan de
Cardellac no Ileg? a conocer su primera di?cesis, ni siquiera por el Mapa:
ni?o mimado de la fortuna, con residencia permanente a la sombra de
Clemente vi en Avi??n, tuvo en encomienda el obispado de Orense y