400 I3OLETIN DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA
sericordia, ni reciban ofertas ni regalos ni re?compensas antes de
qu?el, juicio se celebre". En un Diploma de la Infanta Do?a' Urra
ca, hija de Fernando I, por la cual concedi? a la.:iglesia de San
' tiago algunas propiedades cerca de Toro, finnan como testigos
"Froila Raimundici, Sarracenus ?y Johannes Muriniz", todos los
cuales a?aden a sus nonlbres el t?tulo de iudex (9); como tambi?n
"Petrus : Daniele, can?nicus ,et iudex" confirma otro Privilegio
de Alfonso VI, en el a?o 1090, en favor'., del monasterio de Pico
saero (1o). Por ?ltimo,`y porm?sdocumentos no citar, en la escri;
tura, del afro 1125, reproducida en el cap?tulo' LXVII del Libro II
,de la Historia Comp ostelana, seg?n la cual, el arzobispo Don Die
go Gelmirez y .,los principales del Clero :.y: del pueblo . juraron
"observar la justicia" en la; ciudad de Santiago, se lee: "Asimis
mo mando y ordeno que los jueces del lugar,santojuren; sobre
el altar que mantendr?n Ia justicia ,y observar?n las buenas, .cos.
tumbres de la c?udad, y que ni per armor ni por odio ni por dine
ro se apartar?n,de la justicia...,;:que resolver?n las causas entre?
ricos y pobres con justicia y misericordia..., que el Vicario de
la ciudad o los jueces, si se desviaren de esta promesa verdadera,
amonestados dos o tres veces, den condigna satisfacci?n; y si Io'
rehusaren, incurran en perjurio, pierdan el cargo y satisfagan
doblados aquello en que h?bieren prevaricado" .(ii).
Como al Rey en todos sus dominios de realengo, as? tam
bi?n al Arzobispo compostelano reservado estaba el nombramien
to de jueces y de otros cargos de relevante.consideraci?n;en todos
los distritos de su dilatado Se?or?o, en el cual, por regias conce
siones, disfrutaba de amplia juridici?n civil y criminal, bien
que no ilimitada y sin reservas, y de otros muy estimados privi
legios, entre los cuales inclu?do estaba el, de poder legislar y otor
gar fueros, escritos, verbales o, de manera indirecta, con toleran
cia, admisi?n y consentimiento de "buenos usos y tradicionales
costumbres", sujeta, en todo case, a la voluntad del Monarca,
quien se reservaba la, facultad de poderlos enmendar y aumentar,
cual en algunos casos ocurri?; come tambl?n la de adinitir ape
laciones.
A partir de la duod?cima centuria es cuando encontramos en
ap?ndices al tome III de la Historia de la Iglesia de Santiago. (to) DO Archive de. San Martin. Publicado por LOpez Ferreiro en'(11) Tradueci?n de los PP. Su?rez y Campelo, 0. M., p?g. 371. (s) Archivo eatedralicio compostelano.?T?mbo A, fol. 34.