Dolelfn de la Real 5%cademia Gallega 45
o por el amor hacia el infortunado poeta, sintiendo el golpe sufrido, se
unieron, y honraron, honrando con la manifestaci?n del general dolor,
a nuestro Aurelio. Han pasado tantos a?os, que no es extra?o, no se
recuerde ya lo hecho en aquella ocasi?n, ni perseveren en la memoria de
los suyos los nombres de los que llevaron a cabo tan gran manifestaci?n
de cultura, de la cual no quedar? tal vez otra memoria que la carta de
nuestro pobre hermano, ?l tambi?n muerto en los albores de una vida,
que hubiera sido tal vez m?s, de haber durado, pera nunca tan combati
da, como la nuestra.
?Ya tendr?s noticia, nos dec?a, de la muerte en la Coru?a de nues
tro querid?simo Aurelio Aguirre. Es desgracia incomprensible, aunque
para m? no cabe duda que fu? casual. El dia anterior hab?a empezado a
tomar ba?os de mar, y al siguiente, por la ma?ana, se le hall? cad?ver
en sitio solitario y bastante peligroso.
?Ayer (29), a las diez, se supo por tel?grafo su fallecimiento, noti
cia confirmada a las once por nuevo despacho. Hoy circularon esquelas
de convite, impresas, para reunir a los amigos y admiradores del poeta,
y en esa reuni?n nombr?se una comisi?n de Ruiz Pons, Presidente; Vice,
el conde de San Juan; y Secretario, Obaya. En ella se acord?, por de
pronto, que una comisi?n pasara a la Coru?a para traer los restos morta
les del pobre Aurelio, costear sus funerales y continuar la publicaci?n de
sus poes?as y dem?s obras que tuviese escritas, y que el sobrante se en
tregase a su afligid?sima madre. A esto ultimo se opuso Juan Compa?el,
aduciendo la delicadeza de la persona a quien se quer?a hacer el obsequio.
Tambi?n acord? se embalsamase su cad?ver, y para ello el catedr?tico de
Medicina y m?dico que fu? de la infanta y del duque de Mompenssiere,
D. Ram?n Otero, sali? hoy a las doce para la Coru?a con dicho objeto.
Este se?or no es gallego, pero por el elogio que hizo del ilustre finado y
por la espontaneidad con que se ofreci?, a dicho servicio, bien merece
nuestro agradecimiento y recuerdo.
?Tambi?n se trat? de imprimir una Corona po?tica en su honor.
Aurelio fu? a la Coru?a para ver a su querida Felisa. Su muerte, puede
decirse que la profetiz? por aquellos versos en que no hace un a?o dijo:
Coraz?n, bien puede ser
que abrigue tu mala estrella
el amor de esa mujer.
?Esto al menos se me figura, y no creo ir descaminado.
? La suscripci?n iniciada para atender a los gastos que ocasione la