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IOLET?N DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA 99
El mar, para nuestros primitivos actuales, est? poblado
de seres. misteriosos que denomina en 'general ?encantos?,
como ya hemos podido advertir en anterior cap?tulo. ? Es un
sagrado lo de la marina, se?or?,refer?a un pescador de mies
tras costas a un escritor economista gallego. Y una informan
te de Santa Ux?a de Ribeira contaba c?mo l el diablo, ham
briento, solicitaba de un pobre pescador, desde la orilla,' que
le 'guardase algo de lo que ?l estaba cocinando en su 'barca,
porque ?l ?el Malo? no pod?a atravesar el mar; que , es
sagrado. La solemne' bendici?n dula extensi?n marina, tan
? frecuente aun hoy en nuestros pueblos costeros, originada
por este temor popular, es una dulas m?s po?ticas p?ginas de
nuestra etnograf?a. V
Esta religi?n primitiva del agua va acompa?ada, como
todo culto, de las ritualidades necesarias. Hemos considerado
tres grupos de ritos principales: ritos ,profil?cticos y ele fe
cundidad, ritos adivinatorios u oraculares y ritos pluviales.
En los ritos profil?cticos es preciso considerar que lo
que interesa con relaci?n al culto acu?tico no son las propie
dades curativas de los manantiales en s?, que han deterini
nado en todos 'los tiempos una corriente de simpat?a utilitaria
hacia ellos; sino aquellos otros nacientes que, lejos de osten
tar cualidades medicinales, vierten agua ordinaria y com?n,
pues se da el caso que en Galicia no conservan aqu?llas cere
monia alguna de liturgia popular que refleje antiguos ritos,
sino que son precisamente las fuentes de agua natural, sin
elementos mineromedicinales, las que esconden en su linfa
para el labriego gallego los n?menes antiguos, y a las que
por ello atribuyen virtudes que la ciencia M?dica no vislum
bra siquiera. Los ed?culos colocados sobre las fuentes ele
agua com?n conteniendo bienaventurados del santoral cris
tiano o muchas veces im?genes de la Madre de Dios en diver
sas advocaciones, revelan la lucha sostenida por la Iglesia
para arrojar de las fuentes a' los dioses del paganismo de las
viejas teogon?as del Noroeste hisp?nico.
No es posible relatar, siquiera en ?ndice, la gran canti
dad de fuentes denominadas por el; vulgo ?santas? o ' ? sa
gras atribuy?ndoles virtudes milagrosas referidas a la sa