90 BOLET?N DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA
No es extra?o, por todo ello, que tres lustros despu?s de la
publicaci?n de la obra en la que Paz Novoa combate la super
vivencia del foro y de la formulaci?n del Proyecto de Ley para
su redenci?n, aprovechase el pr?logo que puso al libro de Gumer
sindo Buj?n, sobre la compa??a familiar gallega, antes citado,
para reiterar ese mismo parecer en los siguientes t?rminos, de
manifiesta rotundidad, a los que aflora su tenacidad proseli
tista en la materia y su gran experiencia profesional: "Se trata
del foro? ?escribe all?. Pues le hemos combatido y seguire
mos combati?ndole resueltamente, porque no es justa la carga
real perp?tua ? irredimible, ni compatible en muchos casos con
la dignidad personal del colono, ni adecuada, antes opuesta, a
la realizaci?n de los progresos agr?colas, ni ?til m?s que para
la curia, porque los apeos, los prorrateos, las reclamaciones de
atrasos, la solidaridad de, la obligaci?n foral, son fuente inago
table de litigios; en una palabra, porque el esp?ritu de nuestro
tiempo rechaza hoy lo que; sin duda alguna, fue ?til en otros
siglos, aunque no tanto como se supone..." Breves palabras de
cr?tica tajante, con las que dejaba fulminados los foros.
Esta ardorosa campa?a de saneamiento jur?dico de nuestra
regi?n cundi? en ella y lleg? a vibrar en la lira de Curros,
quien en un soneto que dedic? a Paz Novoa, terminaba diciendo:
De su existencia en la labor propicia
nadie le, ha conocido otro adversario
que el ya impotente foro de Galicia.
Este soneto tiene un estrambote afectivo, por as? decir. En
una de las cartas del epistolario que mencion? al comienzo de
este trabajo, fechada el 11 de febrero de 1890, dice Marcelo
Mac?as a Mart?nez Salazar, entre otras cosas: "Hoy he visto el
primer n?mero de "Coru?a C?mica". El soneto de Curros al
amigo Paz es magn?fico... Dale la enhorabuena a Paz; que bien
lo vale tan soberbio soneto, por m?s que en ?l nada haya de
ficci?n y todo sea verdadero." En ese "todo" del comentario
marceliano al soneto de Curros, puede verse incluida la apro
baci?n, o al menos la comprensi?n y la simpat?a hacia el noble
ardimiento con que su gran amigo hab?a anatematizado la
entonces "ya impotente" instituci?n foral.
?Se cumpli? el vaticinio de Paz Novoa en cuanto a los males