? 170 jolelin de la Real "lcademia Gallega
rendir todos los respetos y todas las admiraciones debidas al incompa
rable genio de mi raza.
M?ndez N??ez pronunciando frente al Callao la c?lebre frase:
?Espa?a prefiere honra sin barcos ? barcos sin honra?, repiti? la acti
tud resuelta de Hernando Cort?s en 1.519, entr?ndose por las vastas
tierras aztecas, ? filo de espada, sin cuerpos de reserva ni buques que
protegieran la retirada, dispuesto ? pasar ? manos de, su rey la corona
de Guatiinozin ? perecer en la demanda con todos los suyos; y no hizo
m?s que anticipar lo que Cervera, Villaamil y Coreas liar?an en la
bah?a de Santiago; el suicidio glorioso de aquella regi?n de m?rtires
del deber, que realizaron en el Mar de las Antillas el m?s sublime
.
Permitidme que entresaque, del c?mulo de consideraciones que
de la historia americana se desprenden, dos muy salientes.
Una: Espa?a no fu? obligada ? desandar el camino que trajo
cuando la conquista, por reproducci?n inesperada y valiente resolucion
de las tribus primitivas, en muy l?gico interdicto de recobrar.
En el Continente, inquietud de los hijos, quejas no consoladas de
los colonos, aspiraciones de mejoramiento muy humanas, fueron l?gi
cas consecuencias ; de una colonizaci?n equivocada. En las ?ltimas
joyas de la corona imperial, en las islas mans?simas del Caribe, la mano
que arroj? al dominador ibero, y tras el desastre de Santiago, tal vez
'tembl? al sellar Montero R?os el infortunio de su patria, no fu? la
mano del colonos del negro arrancado al Africa, del criollo desespera.
do: fu? la de un pueblo que existe porque Col?n, pontevedr?s, con La
Pinta y La Gallega traz? ? los anglos y normandos el camino de Occi
dente y porque Espa?a, en sus luchas con Albi?n, favoreci? la inde
pendencia de las colonias del Hudson y el Potomac, y cedi? m?s tarde
crecidos territorios, que ella hab?a descubierto y poblado, ? la triunfan
te Federaci?n.
Pero no fueron paisanos, en el sentido estricto de la palabra; no
hab?an nacido cabe las r?as, los casta?ares 'y las praderas gallegas,
los reyes que mal gobernaron ? las Am?ricas, que ayudaron ? indepen
dizar ? los embriones del Coloso que previ? el Conde de Aranda y le
cedieron tierras; no eran de la regi?n de Pastor D?az los hombres de
Estado, ni casi nunca los virreyes, que mantuvieron y aun exageraron
un r?gimen de recelos y de injusticias, semillero de agravios heredados
de generaci?n en generaci?n, cuando tan f?cil hubiera sido unir, espi
ritualmente al menos, para muchos siglos, las ramas gemelas en torno
del tronco progenitor.