Dolel?n de la Real )lcademia Gallega 167
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cio, economista acreditado en instituciones bancarias, y sin haber
1 ocultado que era gallego, no parece que pudiera desempe?ar cargos
tan delicados, merecer la confianza de la Corona y obtener las simpa
t?as populares, si no hubiera sido un hombre excepcional: que, no fue
, ron escasos los hombres de val?a nunca en la naci?n de Floridablanca,
Aranda, Mendiz?bal, Martinez de la Rosa, Ol?zoga y C?novas del
Castillo.
Literato eximio, estilista maravillososo, observador profundo de
los hombres y de las cosas de su tiempo, no le llegaron los honores de'
} la, edad viril y no brill? cuando los a?os y la erudici?n completaron su
car?cter: tuvo relieve desde la adolescencia, fu? admirado desde la jum
s ventud. Y eso s?lo es posible cuando el candidato ? la inmortalidad'
ha nacido con las aptitudes poco comunes y las instintiva3 grandezas
? de pensamiento y de expresi?n de los genios.
Varias veces Diputado, dije. No se ofenda nadie; no es hora de
herir susceptibilidades; pero siempre, y m?s en ocasi?nes tan solemnes
como esta, se debe ser veraz. La ciudad de Vivero jam?s eligi? por su
representante en Madrid ?. Pastor D?az. No lleg? ? darse cuenta Vive
ro de que hab?a sido cuna y alma de un tan grande hijo, llamado a
enriquecer los fastos nacionales. Vivero encumbr? ? median?as; tal vez
invisti? de su poder ? intrusos, y dej? ? Coru?a y otras ciudades la
gloria que era puramente suya.
Y es que hace un siglo, y dos, y hoy m?s que nunca, y ma?ana
tambi?n, indiferencia y desamor cosechan los buenos, all? donde se
meci? su cuna, y transcurrieron los d?as de su infancia y los primeros
amores nacieron: all? donde hemos puesto los ojos del alma, escogido
de antemano el s?t?o donde dormir el ?ltimo eterno sue?o; en el ricon
cito donde hemos luchado y para quien hemos querido conquistar
lauros y ganar renombre, porque renombre y Iauros para el amado
rinconcito fueran.
Siempre ha sido y seguir? siendo esa decepci?n amarga, espina
aguda clavada en el coraz?n de los que sue?an, de los que aspiran y
de los que luchan. Luego viene la posteridad ? enmendar el yerro;
luego las nuevas generaciones lavan' la mancha, y se enorgullecen,
como los vivarienses, de haber tenido por predecesor y gu?a, ? quien
tuvorandeza bastante para la ciudad natal, para la regi?n querida, P ~P g q ,Y
para toda la patria grande.
Que all?, donde las ideas modernas y los nuevos esfuerzos han
hecho brotar en los ?ltimos tiempos tantas grandezas, los Curros y los
Pondal, las Arenal y las Rosal?a Castro, los Lamas y los Murgu?a, la