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Dolettn de la leal Academia dallega rol
'El alem?n Pietschmam en la Historia de los fenicios, tambi?n expresa
que ?stos prefer?an, no los sitios mejores bajo el concepto mar?timo, sin?
los que se encontraban m?s al abrigo de los ' ataques enemigos, lo cual
observaban al extremo de haber llegado tal sistema a constituir una de las
notas caracter?sticas de este pueblo; suponi?ndose que los navegantes feni
cios escogieron con preferencia para sitios de arribada, islas o pen?nsulas, ?
o sea lenguas de tierra y cabos que les permit?an resguardarse ya por el lado
sur ya por el norte y evitar todo peligro de la parte de tierra.
En Sicilia, al decir de la edici?n espa?ola de la Historia de Cartago,
de Church, obs?rvase igualmente que Ios emporios fundados por los de
Tiro; aparecen en los cabos y en las islas adyacentes.
Y, en fin, en la difundida Historia de Grecia, de Curtius, leemos
asimismo que las estaciones fijadas por los fenicios en Grecia, lo fueron
en las pen?nsulas y promontorios.
En suma, que debido a la precisi?n de efectuar las derrotas sobre la
base de la Estaca, en la navegaci?n antigua por el Golfo Cant?brico, y a
las especiales condiciones de la gran lengua de tierra montuosa, tan avan
zada al Oc?ano, que forma este cabo m?s boreal de Hispania, que adem?s
aparec?an avaloradas por el hecho de cerrar completamente su itsmo una
apinada monta?a de 3 ro metros de altura, coronada por enormes cresto
nes de blanqu?simo cuarzo que le dan apariencia de sierra nevada, haci?n
dose muy visible a largas distancias, singularmente cuando el Sol reverbera
en aquella gran masa cuarzosa como si fuese un espejo, constituyendo as?
un excepcional punto de referencia y. reconocimiento. Por tales circuns
tancias, digo, impondr?ase la conveniencia de fundar el puerto de Burum,
entre los primeros mareantes que traficaron del Mediterr?neo al mar Ga
, llico, fuesen ellos los legendarios tartesios de los remotos tiempos del
megalitismo, como considero m?s probable, o hubiesen 'sido los activos
tirios, que en los primeros momentos de su arribo a la Pen?nsula, m?s de
mil cien a?os antes de J. C., vivieron con aquellos en buena inteligencia.
Puerto, desde luego, modest?simo en sus fines, no dispuesto con arreglo
al complicado plan peculiar de todo Cothon p?nico cual, por ejemplo el
de Utica (en ?frica), sino de la manera m?s elemental, al exclusivo
objeto de ofrecer tranquilo y seguro fondeadero ?a las fustas mercantes,
que apenas tendr?an m?s calado que nuestros antiguos faluchos? y res
guardar la cala seca que en el interior de aquella d?rsena fabricaron, donde
ser?an barados los barcos para limpiarlos y recorrerlos, que bien lo preci
sar?an en crucero tan largo y. dificil, por unos mares muy procelosos;
calificados en la Orae Maritimae, de tenebrosos y llenos de monstruos
marinos.