5o $oletln de la Real Academia ?allega
Pedro de Ver, t?n'gallego en, tododesde su nombre hasty sus
trovas?, si sirvi?, c?mo tantos otros, en la corte lusitana, vivi? acaso.
(a juzgar por la perfecci?n de sus rimas) en los d'?as de Alfonso III de
Portugal, 'en'los que tan alto vuelo logr? la poesfa trovadoresca y aun
acaso alcanz? los de su sucesor en el trono. Esto no puede, sin embar
go, ser ?bst?culo para restituir a Galicia la gloria de haber sido la cuna
de tan alto poeta, digno de figurar al lade de los esclarecidos Martin
Codax, Rodriguez Tenorio, Juan Ayras, los Cotones y tantos y tantos
otros qu? son prez y orgullo de esta:tierra.
M. AMOR MEILAN.
UNA"GRAN P?RDIDA PARA GALICIA
La muerte del Arzobispo D. Manuel Lago Gonzalez
Sobte la Real Academia Gallega, madre espiritual de Galicia en el
aspecto literario e hist?rico, parecen haberse,desencadenado, furiosos,
los vendavales de la fatalidad. Sue figuras m?s preclaras, sus m?s
firmes prestigios; los m?s s?lidos puntales de su existencia, van des
apareciendo un?s tras otros en la eterna morada de los eternos silencios
y de las misteriosas sombras.
Va siondo ya larga la lista de nombres que figuran en la letanfa
de nuestros intimos recuerdos. Primero Curros, Pondal, Chan?...
despu?s Murgu?a, Martinez Salazar, Bernardo Rodriguez... Ahora Lago
Gonzalez... Don Manuel Lago Gonz?lez, el prelado gallego m?s gallego
de todos los gallegos, el ilustre arzobispo de la metr?poli compoetelana,
en quien todos ten?amos puestos los ojos y el pensamiento y que en
hora feliz habfa venido a colmar nuestros anhelos raciales, coloc?ndose
por providencial designio a la cabeza de la grey cat?lica de nuestra
regi?n...
Don Manuel Lago Gonz?lez, nuestro compafiero insigne de Aca
demia, falleci? en la capital de su archidi?cesis el dfa 18 del pasado
mes de Marzo; y su muerte ?la muerte tranquila, serena y reposada 1'
del hombre bueno y del var?n justo?produjo en todo el pals gallego
la honda impresi?n del dolor intenso quo causan las grandes desgra
cias, y llevb a todos los corazones la angustia inmensa, la enorme pesa
dumbre que se siente ante p?rdidas como esta, verdaderamente irre?
parables.