40 BOLET?N DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA
quien hay que tener propicio. ,Para ello los pescadores de las r?as
pontevedresas, al salir fuera de puntas, lo primero que hacen es
arrojar a este ser devorador un buen trozo de pan de ma?z.
Bien es verdad que en estas pr?cticas se confunden, seg?n pa
rece, dos primitivos ritos de bien distinta finalidad: uno tendente a
calmar las iras de ese esp?ritu terrible que el agua encierra, deriva
do de los antiguos sacrificios ofrecidos, no a los genios que pueblan
las aguas sino al agua misma, como dotada de personalidad y fuer
za propias; otro dedicado a aumentar al agua, como persona que
es, de fuerza productora o criadora de uno de los medios de vida
del hombre, o sea la pesca.
La personificaci?n de los r?os no pasa, en la mente popular ga
llega, de las invocaciones, los ritos sacrificiales y las evocaciones
literarias escondidas en nuestro folclore; para hallar la representa
ci?n pl?stica de nuestros r?os, al igual que sucede en los dem?s
pa?ses y aconteci? en la ?poca cl?sica, ser?a necesario recurrir a los
artistas y a los poetas eruditos, si es que ?stos se hubiesen inspira
do en este tema de antropomorfismo fluvial; mas no nos son conoci
das estatuas, grabados o pinturas antiguas; ni apenas modernas,
representando nuestros grandes r?os de Galicia, el Mi?o, el Ulla,
el Sil, el Tambre, etc., a pesar de que ellos fueron conocidos de la
antig?edad. La ?nica figura en la que se ha cre?do por algunos
ver la representaci?n del r?o Mi?o, contenida en el mosaico romano
descubierto en Lugo en la calle de Batitales, en el pasado siglo, no
es tal en modo alguno, aunque tengamos que combatir algunas opi
niones elevadas y que, en el estado actual de la investigaci?n ar
queol?gica, se expresar?an de diferente modo, sin duda.
En efecto, ? las . cabezas de r?os ?dicen . Cagnat y Chapot
tienen todas la misma apariencia mojada y fluyente?; son figuras
semialargadas, con el antebrazo apoyado sobre un recipiente que
vierte agua, y sostienen con frecuencia el cuerno de la abundancia,
que recuerda su acci?n fertilizadora. Adem?s se les adorna de
alg?n distintivo, cuando se trata de r?os muy significados; as? el
Nilo va acompa?ado de varios ni?itos, s?mbolo de sus crecidas, y
el T?ber, de un tim?n, que simboliza la navegaci?n fluvial. En el
mosaico de Lugo, que est? presidido por una gran cabeza barbada,
nada de esto se advierte; por el contrario, conocidas las representa',
ciones del Oc?ano que otros mosaicos contienen, puesto que por lo
general no se representa de ?l sino el busto o m?scara, con pinzas
de cangrejo sobre la frente y una larga barba desplegada que evo