Bolet?n de la Real /Iademia Gallega 399
tandarte y el carro f?nebre, al que daban escolta cuatro carabineros ar
mados y la mariner?a del ca?onero Marqu?s de la Victoria, enviado por
el Ministro de Marina para asociarse al p?stumo homenaje en honor del
esclarecido hijo de la ciudad.
A continuaci?n del clero marchaba el Ayuntamiento en Corporaci?n,
llevando. el S?ndico el pend?n municipal; el Obispo de Mondo?edo se?or
Sol?s, el Alcalde, los jefes del ca?onero, los Sres. Conde de Bugallal, P?
rez Viondi, D. Justo Mart?nez, D. Luis Rodr?guez Viguri, Soto Reguera,
Neira, Marqu?s de Leis; Gabriel Pastor, sobrino del finado; Marqu?s de
Figueroa, Barr?n; Sres. Estrada Catoira, Rodr?guez Gonz?lez, Carr?
Aldao, Amor Meil?n y Maci?eira, por la Real Academia Gallega,
y otras nutridas representaciones de toda Galicia, entre las que figu
raba el Alcalde, varios concejales, diputados provinciales, C?mara de
Comercio, Casino y C?rculo de las Artes, de Lugo; comisionados
del Ayuntamiento de Villalba; el del Ayuntamiento de la Coru?a, se?or
Almoyna; D. Armando Cotarelo, ViceRector de la Universidad de San
tiago, en representaci?n de la misma; D. Antonio Villar Ponte, por el
Diario de la Marina, de la Habana; D. Leandro Pita; D. Enrique Vidal,
capit?nprofesor de la Academia de Ingenieros, de Guadalajara; Paratcha
y Calder?n, de Villagarc?a; Pl? Zubiri y otros, y a continuaci?n, un in
menso p?blico.
Cuando lleg? la comitiva a la iglesia de Santiago, donde los restos
de Pastor Diaz han de descansar para siempre, despu?s de cruzar por frente
la casa en que naci? el ilustre gallego y ante la que se hizo una peque?a
parada, casa que estaba adornada con una corona de laurel y la bandera
gallega con colgaduras de los colores nacionales e iluminada el?ctricamen
te, la enorme multitud que hab?a presenciado el paso del f?nebre cortejo
por las calles se aglomer? en el atrio y alrededor del templo, y desde las
escaleras que dan acceso al mismo, el Sr. Rodr?guez Viguri hizo entrega
al Ayuntamiento, en representaci?n de la ciudad, de los restos del ilustre
vivariense, pronunciando un elocuente y sentido discurso en el que di?
gracias a todos cuantos contribuyeron a que los deseos de Pastor D?az de
reposar en su tierra se vieran cumplidos, e hizo un justo y merecido elogio
del poeta l?rico.
El alcalde le contest? diciendo que bien sabe Vivero que Pastor D?az
hab?a sido una gloria tanto nacional como gallega y que sus restos deb?an
de recibirse hoy, y as? los recib?a su tierra cual una madre besa y estrecha
un hijo cuando lo tiene en sus brazos.
Termin? saludando a las comisiones que tanto contribuyeron a los
trabajos del traslado de los restos del insigne patricio.