234 ijolettn de la "Real ycademia Gallega
EXCMO. SR. D. ADRIANO L?PEZ MORILLO
Un vac?o no muy f?cil de llenar por completo, dej? en nuestra
Real Academia, su individuo de n?mero, y distinguido. General del
Ej?rcito Sr. D. Adriano L?pez Morillo, que falleci? en esta ciudad el
30 de Enero, en donde su muerte, fu? para todos tan inesperada como
sentida. ?Qu? extra?o que as? pasase, cuando la nobleza de su alma, se
aliaba estrechamente con las simpat?as que su trato despertaban!
Como era forzoso al que hab?a abrazado la carrera de las armas,
puso desde el primer momento, con el valor personal que le exig?an
los combates, en los cuales tom? parte bien joven, t?da la atenci?n que
? su esp?ritu impon?a el estudio detenido del arte de la guerra. Y fu?
de este modo que en cuantos asuntos llamaban su atenci?n en la t?c
nica militar, absorbieron su inter?s y se convirtieron para ?l en objeto
de meditaci?n ? investigaci?n, pues quer?a saber como y porque deb?a
entrar en fuego, y morir ? conseguir el triunfo. De aqu? provino el im
pulso que le llev? ? arriesgarse en el camino de la historia, pues solo as?,
pod?a conocer en toda su realidad, las grandes expediciones militares
y los m?s se?alados combates. Quer?a estudiarlos y pesarlos, en espe
cial.los m?s c?lebres del siglo pasado, pues ? su juicio, solo un verda
dero soldado puede ,penetrarlos' misterios que ? veces encierran las
famosas batallas, en su ?xito ? en la derrota, en que hay que tener en
cuenta los elementos de que dispon?an los caudillos y en que medida
y oportunidad los aprovechaban. Y en verdad que no se equivocaba,
quien por su valor personal, la sangre y el glorioso apellido que lleva
ba, bien claro dec?a pertenecer ? la familia del valeroso general que
tanto quiso Galicia.
En prueba de ello puede recordarse su notable Discurso de recep
ci?n en nuestra Academia, en que defendi? al Marqu?s de la Romana,
no muy bien mirado en su tiempo, y en la conducta que observ? en ?
los momentos en que el general ingl?s Moore se retiraba para embar
car con su ej?rcito en nuestro puerto. Su lectura fu? un ?xito para
nuestro ilustre compa?ero y amigo, quien dando de mano ? considera
ciones de otra ?ndole que tan mal parada dejaron la memoria de la
Romana, se atuvo ? la parte militar, defendi?ndolo con tal br?o y tal
copia de datos, que puede decirse que aquel general sali? inc?lume de