66 jolettn de la leal Academia gallega
Son tan numerosos, que en desaf?os, regueifas y parrafeos, mozos y
mozas, hallan en su memoria las coplas necesarias?r?pidas y oportu
nas?para replicar a las que vienen en la demanda po?tica entablada,
en busca de la forzosa defensa, u hostilidad.
Rompe la mujer con la primera cuarteta y el mozo contesta Con
otra alusiva a la que le va dirigida: replica la moza oportunamente, y
opurtu nainente tambi?n, aqu?l con quien tiene entablada la lucha.
Y as? siguen hasta que uno de ellos se da por vencido. Usan en la
contienda las coplas que se les ocurren a prop?sito, que aprovechan y
modifican como si fuesen propias, o las compuestas en el momento, lo
cual da a este especial torneo un tinte harto prosaico y pesado, del
cual s?lo se libran los parrafeos esencialmente amorosos. Como ?stos
son cosa en que habla la pasi?n y no se pueden dejar a la impresi?n
del momento, el poeta popular, los di? hechos, aceptando la forma dia
loga] que de por si establecen, marc?ndolos con los cari?osos acentos
que el amor demanda. De este modo corren entre la gente campesina,
diferenci?ndose de los dem?s, en que se nos presentan con una cierta
unidad y hasta con una especial pureza, que los separa hondamente
de los improvisados, hijos del momento y por lo mismo de menorim
portancia.
Como su propia ?ndole lo reclama, estos parrafeos que podemos
tener como superiores, son escasos. Obra de un apasionado afecto que
busca su natural correspondencia, all? donde va dirigido, tiene la ex
presi?n necesaria para herir los corazones enamorados, que los prefie
ren, seg?n entienden que reflejan mejor el estado de su ?nimo y cuan
to m?s vivamente lo expresan, m?s los buscan y estiman.
M?s por ello necesita quien lo escoge, o un cierto gusto para acep
tarlo o que sea tan apasionado que declare lo que el hombre y la mujer
siente en aquel momento, en el cual, con advertir que rompe el di?lo
go la enamorada, dicho se est? que es quien lo escoge.
De estos parrafeos, son escasos los que conocen aquellos que gus
tan de nuestra poes?a an?nima, mientras que los que se desarrollan,
irrumpiendo y contestando concantares?que son innumerables como
las estrellas?, son tan abundantes como pueden desearlo cuantos en
ellos toman parte. A pesar de eso, dan en definitiva una exacta idea
de lo que son: no tan importantes como los romances, pero s? para que
se vea de que manera tierna y apasionada, se corresponden en nues
tros campos los corazones enamorados. Hasta el presente, ni llegaron
muchos a nuestros manos, ni en ellos se fijaron los que recogen las re
liquias de la producci?n intelectual de nuestro pa?s.