$oletln de la Real )Academia Gallega 283
VIII
Circunscrita la prensa gallega a s?lo los diarios liberales, fu? est?
un per?odo de relativa calma ? que contrastaba con las rudas contiendas
sostenidas de 1808 a 1815. La lucha period?stica en. Galicia, si tal puede
llamarse, fu? s?lo entre unos mismos partidarios, pero sin la destem
planza y encono con que discut?an unos con otros el resto de los peri?
t dicos liberales espa?oles. En la prensa pol?tica gallega de aquellos d?as
resalt? siempre la sensatez y el buen sentido, especialmente en momen
tos dif?ciles, a cuya resoluci?n satisfactoria contribuy? con sus consejos.
Los m?s exaltados liberales se contentaron, pareci?ndoles tibia la
conducta de los Diarios coru?eses, con crear en 30 de Noviembre de
1820 El Conservador Constitucional, que sal?a , martes, jueves y domin
gos, impreso por Arza, otro' probado patriota, y cuyo peri?dico, como
?rgano avanzado, se cuidaba de velar por la mayor pureza del r?gimen
imperante.
IX
Tumultuosa, si bien no tanto como en el resto de la pen?nsula, fu?
esta ?poca en Galicia. Vivas como estaban las luchas pol?ticas que,
como dice un ilustre escritor, ten?an todas las inocencias de la juventud
y el desenfado de las pasiones irritadas de d?a en d?a por los intereses
amenazados, considerando ef?mero el triunfo de la Constituci?n, antes de
asegurarse ?ste, hab?a de pasar por pruebas dolorosas.
Una de las cuestiones que m?s apasion? y envenen? los ?nimos fu?
la reforma de la libre emisi?n del pensamiento. La libertad de imprenta,
que tantos defensores y contrarios ha tenido, tiene y tendr?, es uno de
los muchos falsos convencionalismos que existen en las costumbres po
l?ticas. As? vemos partidarios de esta libertad a susm?s' encarnizados y
naturales enemigos, cuando ven la conveniencia de utilizarla, pues es
cosa muy distinta la oposici?n al disfrute del poder. ?
Exista la libertad de emisi?n del pensamiento, amplia o limitada,
la ley suele aplicarse el?sticamente seg?n convenga al poder moderador,
que a tanto llega el servilismo. De todos modos las multitudes incons
cientes o sugestionadas ?y a?n clases que se precian de ser las directo
ras? suelen, en determinadas ocasiones, poner coto : a esa libertad,
frecuentemente convertida en licencia, por los que, faltos ' de talento