162. Bolet?n de la Real Academia Gallega
que desde Don Ramiro el Primero entraban a gobernar con pr?ctico
gobierno los primog?nitos de nuestro reyes en Galicia, y que esta
preminencia la goz? por espacio de setecientos a?os, es indiscutible
que en Galicia ten?an su primera corte, que en Galicia se casaban sus
reyes, y en ocasiones con se?oras de este reino; que sus hijos nac?an
y se educaban en Galicia; que la real familia era de la nobleza halle
ga y, por ?ltimo, que los gallegos ten?an los principales empleos y dis
pon?an las mayores conquistas.
A la conquista de Almer?a fueron los gallegos a la vanguardia,
y la ciudad de Baeza fu? ganada por el Maestre de Calatrava Don
Gonzalo Y??ez de Nova, que tambi?n era gallego. La ciudad de C?r
doba fu? asaltada con muy poca gente por Domingo Mu?oz, gallego
y gallegos fueron los dos primeros que culminaron sus muros ; Beni
to Ba?os y Alvaro Colodro.
Abiertas las puertas de la fortaleza al amanecer, fu? encomen
dado el ataque interior a Pedro Tafur, gallego, que se adue?? con su
baller?a del arrabal llamado de Axarqu?a.
La conquista de Sevilla fu? aconsejada a . Don Fernando el San
to por el Maestre de Santiago Don Pelayo P?rez Correa, que G?nda
ra prob? ser de Galicia. A la toma de esta ciudad concurrieron tres
mil gallegos y de Galicia y Vizcaya fueron aprestadas veinte naves.
En la conquista de Gibraltar se distinguieron singularmente los
caballeros gallegos y en la de Granada, los primeros que comenzaron
el ataque?en V?lez fueron gallegos. Los que aprendieron al rey de
Granada y ajustaron las capitulaciones de la toma de este reino, fue
ron . descendientes de los galh gos conquistadores de C?rdoba, Don
Alonso, Don Diego y Don Gonzalo Fern?ndez de C?rdoba, siendo ca
pitanes del Cuerpo de Guardias los Ulloas y los Sotomayores, condes
de Monterey y Belalc?zar.
Imposible ser?a citar a tanto denodado gallego que form? parte
de las huestes conquistadoras en el limitado espacio de unas cuarti
llas y menos aun hacer un ligero resumen de aquel gran aconteci
miento hist?rico que con leg?timo orgullo deben considerar los galle
gos como el monumento m?s grande de sus proezas. El sacrosanto
recuerdo del heroico esfuerzo de nuestros abuelos, vaga lleno de ad
miraci?n por las m?rgenes de tantos reinos conquistados para la ma
dre Espa?a.
Galicia nada pide como premio para tanto sacrificio, para tanta
sangre deramada!
S?lo pide justicia para el reconocimiento de sus triunfos y recla
ma ante el juicio imparcial de la Historia, la gloria que tan leg?ti