r J
VALLEINGL?N Y MURGUIA
EL ":PROLOGO :DE . "FEMENINAS''
Quien esto escribe era un adolesc?nte a?n cuando "'oy? en six
presenci?' hablar por primera vez' de la amistad, de 'la d?voci?n
que al insigne don Manuel Murgu?a profesaba don Ram?n del
ValleIncl?n. Sucedi? un d?a de aquellos en, q?e terminada la ,pri
mera tarea de . u?a de tantas jornadas de la existencia cot?d?ana.
de nuestra Academia se trataba de hechos, sucesos y episodios
de Galicia; de sus hombres m?s representativos; de an?cdotas"
y d? bastantes cosas m?s.
No olvidaremos nunca "cu?nto aprendimos y ?u?nto'nos hi
cieron reflexionar aquellas conversaciones de hombres tan doctos.
y tan versados en asuntos del pals.
Frecuente era que en aquella hora del medio d?a se reuniesen ea
la biblioteca corporativa 'personas tan caracterizadas como eran
Carr? Aldao, Estrada Catoyra, Rey Escariz, Rodriguez Gonzalez,
Martinez Mor?s, Castillo, Salinas, Fernandez Di?guez, Cas?s, Lu
gr?s Freire, Garcia Acu?a, . Blanco de Obreg?n, Orosa, Gonzalez"
del Valle, Correal, Salgado y LOpez Quiroga, Freyre de Andrade
y algunos otros; sin contar a los que Zior all? aparec?an de vez en
cuando obligados a venir a La Coru?a, que con frecuencia eran
tambi?n los se?ores Macin"eira, D?vila, Varela, Lenzano, Vega...
Blanco, el niarqu?s de Figueroa, Moar. Fandi?o, Villar Ponte
(Ram?n) y aquel col?so de formas y opulento de expresiones que
file don Manuel Amor Meil?n, de cara y pelo leoninos, con un
inquietante estrabismo en el ojo derecho.
Excusado sera, decir cu?nto se beneficiar?an de aquellas con !
versaciones, de aquellos torneos de ingenio y de aquellos alardes.
de conocimientos los habituales consultantes de la librer?a aca
d?mica. Uno hubo, lo recordamos muy bien, que no teniendo
papel disponible para recoger siquiera en s?ntesis algo de lo que
alguno de aquellos contaba ?concretamente c?mo estaba re
partida hi propiedad en la Galicia medieval?, sirvi?ronle al efec
(