16 BOLET?N DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA
No se comprender? bien la restauraci?n de la poes?a y lite
ratura p?tria, que trataron de llevar ? cabo, con bien pobres
obras por cierto, los ilustres escritores del reinado de C?rlos III,
sino se estudia al P. Feij?o, bajo el aspecto literario y no se le
conoce como el verdadero iniciador de una literatura nacional,
justamente, cuando mas en yoga estaban los delirios de los
cultos, es escribian d?cimas en diez idiomas diferentes, y se pre
dicaban sermones como los del P. Guerra y Rivera.
Por eso el autor de la sucinta noticia biogr?fica de este be
nedictino que se public? en la coleccion titulada Retratos de
espa?oles ilustres con un ep?tome de sus vidas, publicadas de
?rden del gobierno en 1781, empez? su trabajo describiendo el
estado lastimoso en que habla, ca?do Espa?a durante el reinado
del ?ltimo austriaco.
"Cuando se contempla, dice, con imparcialidad, la epoca del
reinado de 'Carlos II, no puede menos de gemirse sobre la de
gradacion miserable en que la nacion se vi? hundida. La fuerza
y poder?o que habla manifestado en los dos siglos anteriores y
con que habia agitado casi todo el universo, no paraba ya sino
en la memoria y como verg?enza de sus continuas p?rdidas y
de sus desastres. 'Corrieron en tal mengua igual fortuna la Rus
tracion y las letras; y el esp?ritu humano en vez de corresponder
? las fatigas y loables tareas de los s?bios que hab?an precedido,
retrocedi? lastimosamente, y se hall? de repente envuelto con
las tinieblas de los siglos b?rbaros. Las escuelas ense?aban por
filosofia y teologia una serie de cuestiones vanas llenas de suti
lezas y cavilosidades tan agenas de razon como imposibles de
entenderse: la erudicion y la critica estaban reducidas ? un
impertinente pedantismo; la belleza desconocida en las artes,
la naturaleza ni aun so?ada en las ciencias, y el pueblo sumido
en supersticiones pueriles y risibles patra?as".
Este sombrio cuadro, no representa todavia en toda su te
rrible realidad el triste estado d? decadencia y postracion ? que
habia venido Espa?a; por lo mismo, cuando se v? ? que altura
dej? ? su muerte, nuestro Feij?o, los conocimientos humanos,
en su p?tria, el respeto y admiracion que se le profesa, se
aumenta, y es entonces cuando se comprende el papel glorioso Y
patri?tico que desempe?? en su tiempo.
Sin querer, nos hemos estendido mas de lo que pens?bamos
en su defensa, cuando bastaban las palabras de Ticknor,