84 ROLET?N DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA
quiebran las rodillas. Est? en el momento m?s peligroso de la
arribada a Corf?, acaso por Akra Angelokastro con sus enormes
rocas verticales, Leucothea, la diosa blanca, quiz? versi?n divini
zada de las crestas del oleaje, le aconseja despojarse de sus pe
sadas ropas y le presta, salvavidas divino, su velo para que se
lo sujete al pecho, desapareciendo ella en las ondas cual gaviota
veloc?s?ma. Odiseus, dudando, abandona su balsa en plena diso
luci?n y nada con vigor. Por fin logra asir un? roca, pero la
terrible resaca lo arranca de ella. Trozos de piel de sus potentes
manos quedaron pegados a la roca, ?como las piedras adheridas
a los tent?culos del pulpo, cuando se le arranca de su agujero
en la roca?. Aqu? aparece una probable nota mic?nica, el pulpo,
el oct?podo, como punto de comparaci?n, el pulpo como ele
m?nto decorativo (V 291 s.).
Doce millas al Sur cambia todo. Una suave bah?a, donde el
r?o Ermones desemboca en el mar J?nico, sucede al horror gra
??tico. Es un lugar encantador, id?lico como pocos en las islas,
y esta es una raz?n m?s para identificar Corf?K?rkira con la
isla de los Feacios, la ?nica, si no me equivoco, que corresponde
a la evocada en el canto quinto de la Odisea. No hay ' mejor
lugar en toda la costa occidental para tomar tierra, que la ense
nada del Ermones. El terror de la 'tempestad y de las rocas, de
la persecuci?n implacable de Poseid?n, es sustituido por el m?s
amable de los paisajes; monstruos y ninfas peligrosas, por la
m?s encantadora, la m?s perfecta figura de mujer joven, bella y
buena en toda la literatura hel?nica: Nausicaa. Sobre ella y so
bre Poseid?n, impresionante contraste, alga tenemos que decir.
Odiseus ha escapado por intervenci?n directa de Zeus, el pa
dre y el justiciero, dios moderno para Homero, a la agotadora
persecuci?n del dios m?s antiguo, con evidentes rakes mic?ni
cas, seguramente prehist?rico. Ya el gran Wilamowitz, hab?a
establecido la enorme antig?edad del culto a Poseid?n y, no
s?lo esto, sino su preeminencia sobre los otros dioses, incluyen
do Zeus ol?mpico. ??Qu? significan estos cultos de poca monta,
dice, comparad?s con el de Poseid?n en Laconia y Arcadia? ?Se
puede p?rmitir ?na proyecci?n del Zeus Hom?rico hacia los tiem
pos m?s antiguos?? Y esta es una de las pocas conclusiones que
no admite duda, derivadas de las tablillas mic?nicas, confirman
do las intuiciones de Wilamowitz (L. R. Palmer, Mycenaean and