172 }olet?n de la Real Academia Gallega
indumentaria de las montafias de Cabruy, Mega, Curtis, y no falta el
rico ropaje de las muradanas, aristocracia que pudi?ramos decir de los
tipicos vestidos de labradora. Logr?se de tal modo una gran variedad
en el conjunto, presentando al espectador las tres caracter?sticas esen
ciales del vestir de nuestras aldeanos en tiempos pasados.
Frente a este grupo y ocupando m?s reducido espacio, otro de
peregrinos y devotos se abstrae en la contemplaci?n de la vieja Corn
postela, cuya Basilica aparece destacando en primer t?rmino.
Estos dos conjuntos, encuadrados por artisticos p?rticos, a todo
relieve, de estilo rom?nico, ofrecen un bell?simo aspecto, po?tico y
evocador del pals y de su ambiente. L?stima que la insuficiencia de
local, defecto general de la Exposici?n, no haya permitido mayores
amplitudes en la distribuci?n.
En el gran sal?n de maniquies, de la secci?n segunda, donde se
halla tambi?n la magnifica colecci?n de trajes donada por el Conde de
G?ell para el Museo de indumentaria espa?ola, est? Galicia represen
tada por doce figuras vestidas con prendas tipicas de sus diferentes
comarcas.
Aparte, dentro de la misma secci?n, y en vitrinas, exh?bense
prendas de gran valor intrinseco y decorativo e hist?rico: desde el
t?pico calz?n de mandil de nuestros antiguos campesinos a la artistica
cofia y el pa?uelo de bobinet con que se engalanaban nuestras mujeres
aldeanas en sus dies de fiesta; prendas algunas de gran riqueza, pro
cedentes de los vestidos de boda de gentes acomodadas. Ni faltan tam
poco las capas de junco de los primitivos, de que a?n se conservan
ejemplares en la provincia de Orense.
En resumen: una brillante representaci?n de nuestra tierra, que
nos hace sentir la agoranza de tradicionales costumbres y manera de
vida que evolucionan r?pidamente hacia su desaparici?n.
Para terminar estas l?neas, y glosando frases del Presidente del
Comit? organizador del Concurso, en el acto inaugural, creemos de
nuestro deber hacer un llamamiento a las Corporaciones y entidades
de Galicia, para que no se pierda para siempre .lo que a?n resta de
nuestra riqueza etnogr?fica. Podemos afirmar, por la experiencia ad
quirida en la fatigosa labor de reunir elementos para la Exposici?n de
que hablamos, que si se deja pasar esta oportunidad de arribar a la
iniciaci?u del Museo Etnogr?fico o, por to menos, del Museo del 7raje
Gallego, habremos renunciado a la posibilidad de conservar lo que es
tan valioso para nuestro sentimiento, nuestro patriotismo, y nuestra