zd Doletfn de la Real Academia 3allega
se ib? enriqueciendo el arte de la m?sica? Seguramente que s?; no
es de creer que, dada la continua comunicaci?n sostenida por
nuestra ciudad con innumerables pueblos, merced a las frecuentes
peregrinaciones, dejasen de conocerse en ella los adelantos m?s
recientes en toda suerte de disciplinas, acogidos, de seguro, con en
tusiasmo por los Obispos y el Cabildo, llenos siempre de ardiente
celo por acrecentar el esplendor del culto en la Basilica.
Tambi?n es cierto, sin embargo, que en el dilatado lapso de
tiempo comprendido entre los siglos zx y xi' ?del Ultimo de los
cuales son los primeros manuscritos musicales que poseemos en
nuestro archivo?, hubo sus a?os de decadencia y gran penuria
en las cosas de nuestra iglesia, y porque no necesitamos seguir
paso a paso su historia para nuestro objeto, bastar? citar las gran
des dificultades surgidas para la implantaci?n del rito romano en
tiempo de D. Diego Pel?ez (siglo xi), rito que en Galicia fu? reel
bido en 1078 (1), pero que par falta de libros que contuviesen las
nuevas f?rmulas y melod?as y por las variaciones en el ceremo
nial, lleg? a engendrar aquella confusi?n que, en el c?dice de Ca
lixto II se lamenta, diciendo ?en el corn de Compostela no hay uni
formidad ni regla fija alguna al cantar el Oficio y Misa de Santia
go, y as? en el introito unos cantan uno, y otros otro?. A este des
orden tr?tase de poner remedio incluyendo en el mismo c?dioe el
Oficio completo de Santiago, compuesto por el mismo Calixto II,
con las distintas Misas para cada dia de la octava, el Oficio de Mai
tines de las diversas fiestas del Santo, etc., etc.
H?nos aqu? ya con los monumentos musicales m?s antiguos
que en nuestra Catedral se conservan. No es posible que dentro de
los l?mites de este discurso se haga un estudio completo de la parte
musical del c?dice calixtino, pero, siquiera muy sumariamente,
he de referirme a las dos partes en que pueden dividirse este con
junto de piezas musicales tan exclusivamente jacobeas.
Comprende la primera parte las melod?as lit?rgicas para el
? Oficio y Misas de Santiago Ap?stol, en canto gregoriano de buen
estilo, para ser ejecutado por el coro general. Se destacan entre
estas composiciones, por su originalidad e inter?s, las secuencias o
(1) En el Concilio IV de Toledo, celebrado en el a?o 633, se orde
n? que en todas Ias igles?as comprendidas en el Imperio de los Godos,
como estaban entonces las de Galicia, se observase la liturgia g?tica, ba
rnacle despu?s moz?rabe. (L. FERREIRO, H. C. C.).