''4 Bolet?n de la Real 5lcademia Gallega
cos fines. En su s?no caben los hombres de todas las ideas y de todas
las procedencias. S?lo se les exige una cosa: amor, mucho amor ? Ga
licia. Su programa es el ideal de cuantos entendemos que el resurgi
miento de nuestra patria ? la vida del progreso, s?lo llegar? el 'd?a
on que nuestros hermanos, cultivando su esp?ritu en las fuentes
regeneradoras del humano saber, preparen su equipo moral, vigo
riz?ndolo para resistir victoriosos los duros embates de la vida, y
formen legi?n de varones fuertes, respetables y respetados, que lo
inismo cumplan y sepan cutnplir sus deberes c?vicos, que est?n ca
pacitados para ejercitar sus derechos ciudadanos y sepan reclamarlos
? exigirlos, si alguien osara conculcarlos. Y base de esa cultura colec
tiva, fundamento de ese resurgirniento de una Galicia nueva, prepo
tente, dignificada, es la conservaci?n y estudio de lo propio, de lo
t?pico, lo caracter?stico de nuestra regi?n: usos y costuinbres, monu
mentos de catheter art?stico ? hist?rico, cantos populares y sobre todo,
el idioma, el habla dulc?sima de nuestros mayores; cuanto en fin, cons
tituye nuestra fisonom?a propia, cuanto representa nuestra gloriosa
vida tradicional.
El arado, sepultando bajo su f?rrea reja cuantos tesoros arqueol?
gicos existen on nuestra regi?n; los cantos populares trasmiti?ndose de
generaci?n ? generaci?n, sin que el pent?grama recogiese, piadoso,las
armon?as inefables de los que a?n conservan su pristina pureza y on
cuyas vibraciones parece palpitar el esp?ritu indomable de los celtas; y
el idioma gallego, el habla cadenciosa por excelencia a punto de desa
parici?n, mixtificAndose por sus cultivadores, inund?ndose de voces
ex?ticas, de giros arcaicos y de irnpurezas en las forinas gramaticales,
con una sint?xis caprichosa, verdaderamente arbitraria; todo esto acu
saba una incuria, un abandono, hijos tal vez de nuestra idiosincrasia,
pero incuria y abandono, crueles, criminales casi para los que, pudiendo
evitarlo, no levantasen un muro de contenci?n ? la corruptela del len
guaje, un baluarte inexpugnable que permitiera guardar, como en'sa
grado recinto, las preciadas reliquias de nuestras gloriosas tradiciones.
Pues he ah? el pensamiento capital de los iniciadores de la Real
Academia Gallega; he ah? el admirable tacto, la patri?tica previsi?n de
aquellos fundad?res del docto organismno al desterrar la pol?tica del se
reno recinto acad?mico; he all el porqu? de aquella ampl?sima delibe
raci?n de los patriotas que echaron las bases de la Academia, para que
la pol?tica?quo todo lo empezo?a?no llevase su germen morboso all?
donde s?lo se debe aspirar, donde por fortuna s?lo se aspira el ambien
te esterelizado que genera y desarrolla la vida culta. Galicia deb?a fijar