$olelin de la Real 54cademi? Gallega 35
Un esbozo; " pero nada m?s que un esbozo de la misma, voy ? hacer
en este articulo, pues es l?stima no se conozcan en Galicia varios de
sus hijos que alcanzaron, fuera de ella, alg?n relieve.
Naci? D. Gregorio Morales Pantoja, en la ciudad de Vivero, ?
? principios de la ?ltima centuria y era sobrino de un sacerdote que lie
' vaba su segundo apellido. Era este sacerdote, apellidado Pantoja, un
docto humanista que ejerci? con provecho para la ensef.anza, el cargo
de Rector del ilustre Colegio de latinidad fundado en el siglo XVI for
la inolvidable vivariense D.a Maria Sarmiento, esposadel intr?pido Vi
. rrey del Archipi?lago fllipino D. G?mez P?rez das Mari?as. Merced al
celo, acierto y circunspecci?n con que el docto humanista ejerci? su
ministerio docente, fu? el susodicho colegio, fecundo plantel, en' el
cual abrieron sus precoces inteligencias ? los estimulos del saber, varo
i. nes tan distinguidos, como D. Nicomedes Pastor Diaz, D. Jog Castro
s Bolafio, D. Antolin y D. Tiburcio Faraldo y otros esclarecidos gallegos
1 $ que fuera prolijo enumerar. En tan reputado centro de ense?anza es ?
tudi? el idioma latino Morales Pantoja, con notable aprovechamiento,
pasando, despu?s, ? seguir la carrera de derecho ? l? Universidad de
I Santiago, donde se atrajo el afecto de sus profesores por su aplicaci?n
y su talento.
Terminada la carrera de derecho, se eclipsa la personalidad de
Morales Pantoja, para reaparecer, en breve, on la corte de Ofiate, don
de ejerci? un destino a las ?rdenes del Secretario general del Proton
diente D. Carlos de Borb?n. Concluida la primerit guerra civil rehus?
. acogerse a la gracia otorgada por el convenio de Vergara ? los rebeldes
y pas() al extranjero, ` residiendo, unas veces, en Italia y otras en Ale
mania y Francia, Su prolongada residencia en el extranjero le permiti?
' dedicarse al estudio de los idiomas de las referidas naciones, los cuales
Ileg? ? poseer y hablar con la misma correcci?n con que hablaba aquel
latin ciceroniano que hab?a aprendido en el colegio y que hac?a las de
r licias de los te?logos y gentes de iglesia que frecuentaban su trato..
En los comienzos de la segunda mitad de la pasada centuria se
` restituy? a su p?tria y fij? su residencia en Madrid, donde fund() el ?
peri?dico tradicionalista intitulado El Cat?lico, en cuyo diario public()
notables art?culos que fueron muy celebrados, especialmente por los
? carlistas. Y, al par del periodismo, ejerci? en la coronada villa la abo
gac?a, con singular brillantez, conquist?ndose, al propio tiempo, gra
c nada y lucida clientela.
El amor a la nativa p?tria se impone, a trav?s del tiempo y la
distancia: as? es que, despu?s de treinta a?os de forzada ausencia, sus