3
28 BOLET?N DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA
y retroceso supersticioso y fan?tico de las doctrinas que se le opon?an,
puede hacer algo disimulables las duras . contestaciones del mismo cr?
tico, las demostraciones apolog?ticas de Sarmiento y las sangrientas
s?tiras del P. Isla.. Y a?ade Vicente de la Fuente: ?Pero si bien
nunca se deben aplaudir estos excesos literarios en las discusiones
cient?ficas, ?qu? compasi?n merecen unos escritores adocenados, apa
sionados unos, otros que pretend?an volver al pa?s a las b?rbaras su
persticiones y preocupaciones que Feij?o trataba justamente de ahu
yentar? ?Y es que, como expresaba el P. Feij?o: ?Irritados de verse tan ?
claramente convencidos, no hubo armas, por vedadas que fuesen, de que
no echasen mano para herirme?. Y a?ade: ?Constante me ratifico
con el prop?sito de no responder a papel?n o libro que salga con
tra m? (1).
Feij?o, sin duda tuvo presente aquella m?xima de Planto en su
Anphitrion: ?Todos los placeres de esta vida no son sino aparejo que
se hace para el dolor de ser pasados?.
Es curiosa y a veces notoriamente rid?cula la oposici?n que algunos
llamados cr?ticos dedicaron a las doctrinas de Feij?o, y como expresi?n
ejemplar pudiera referirse lo que ?l titul? un chiste, que consisti? en
la pregunta que cierto amigo hizo a un eclesi?stico de su tierra, inte
rrog?ndole si le?a o hab?a le?do sus obras; y mi gallego le respondi?
que no las hab?a le?do, ni leer?a jam?s, porque hab?a notado que to
dos los que le?an las obras del P. Feij?o se volv?an locos. ?Lo que re
sult? de aqu? fu? que aviendo mi amigo comunicado esta bella senten
cia a muchos del pueblo dond? habita y donde ay, gran n?mero de
apasionados de mis escritos, tuvieron bien que reir a quenta de el
Autor de ella? (2).
Entre los impugnadores de Feij?o se encuentran algunos eclesi?s
ticos, de aquellos que sostuvieron ser m?s favorable a la virtud la ig
norancia que la ciencia, como se patrocin? con ocasi?n del tema pro s
puesto por la Academia de Dixon. Contra los r?gidos censores que
pretenden ? que ning?n religioso y aun ning?n eclesi?stico debe estu
diar otra cosa que las cavilaciones metaf?sicas y las letras sagradas,
record? Feij?o el ejemplo de Santo Tom?s que ?de todo estudio supo
como se ve en tantos s?miles como usa de las materias de otras Cien
cias para explicar las Theol?gicas?.
El conde de Campomanes en sus Anales Tipogr?ficos del P. Fei
j?o y sus impugnadores, al dar cuenta de los que escribieron y publi
caron contra nuestro monje y que hace ascender a m?s de ciento, cita
a Salvador Jos? Ma?er, y como defensores sus paisanos a m?s de
Sarmiento, el P. Salgado, el m?dico Mart?n Mart?nez, el P. Isla, Su?
rez de Rivera, don Juan Luis Rocha y otros.
(1) Pr?logo al lector, en el tomo II del Teatro cr?tico. (Nueva im
presi?n).
(2) Carta XII. ? Advertencias a los autores (le libros p a los impugna
dores o censores de ellos.?Tomo IV.?Nueva impresi?n.?Al?o MDCCLXV.