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EL FINAL DE UNA ESTIRPE 37
Cavalcanti, esperando que ?sta lo har?a tambi?n a su domicilio
en ocasi?n que ella habr?a de se?alar. Y as? ocurri?. La tard?
del 18 de agosto de 1957 fuimos a la morada de la marquesa,
calle de Tabernas, 11, do?a Gala, las se?oritas francesas Josette
L?vvy y Nelly Legal, que estaban por entonces trabajando en
sus tesis doctorales sobre do?a Emilia; el notable escritor y
poeta coru??s don Julio Rodr?guez Yordi y el que esto relata.
Do?a Blanca recibi? en las escaleras de su palacio a los vi
sitantes, recitando aquellos admirables versos que Rosal?a puso
en el abanico de Emilia Pardo Baz?n:
Mimada polas musas,
servida polas gracias
cun coraz?n que vive de armon?as,
nobre cantora das gallegas pujas,
ben merec?s reinar como reinades,
magn?fica, ausoluta soberana.
Lloraron las dos se?oras, se abrazaron tiernamente y del
brazo de do?a Blanca fue do?a Gala a sentarse al sal?n en
donde estaba preparado un delicioso refrigerio del que todos
hicimos gasto. La reuni?n se prolong? m?s de dos horas y se
hicieron varias fotograf?as, una de las cuales ilustra estas p?
ginas.
Al verano siguiente la marquesa de Cavalcanti hizo una vi
sita muy fugaz a do?a Gala para pagarle la que ?sta le hab?a
hecho y quedaron de verse con m?s frecuencia. Enfermedades
y compromisos impidieron que se reunieran nuevamente, lo
cual, creemos, que no agrad? a aquellas dos simp?ticas, gene
rosas y sencillas damas.
Do?a Gala hizo anteriormente otras visitas, ambas a Pa
dr?n. Una, invitada por el Patronato Rosal?a de Castro al ob
jeto de que, recientemente adquirida la finca en que hab?a
muerto su madre, se deseaba saber por un testigo de tanta ex
cepci?n como ella, la distribuci?n de las dependencias de la
casa. Otra visita la hizo al mismo lugar en compa??a de los es
posos Fern?ndez Armesto.
Nuestra cari?osa amiga disfrut? siempre de una salud de
hierro. Adem?s era una infatigable caminante. Recordamos que