426 BOLET?N DE LA 'REAL ACADEMIA GALLEGA
m?s fehaciente que las tablas del C?ster, que se expresan as?:
"Eodem anno [MCCI fundata est] Abbatia 'Montero in Galle
cia".
El traspaso de filiaci?n de Carracedo a Sobrado, por ha
berse realizado sin el consentimiento de las altas jerarqu?as de
la orden, suscit? un enojoso litigio entre los monasterios de Ca
naced? y Sobrado, nombrando el ,C.G. como jueces ?rbitros a
los abades de Osera y Meira, quienes sentenciaron en favor del
segundo, una vez hecha la correspondiente investigaci?n de los
hechos.
Si hemos de dar cr?dito al testimonio de algunos historia
dores, basados en Arg?iz, en los or?genes de Montero influy?
notablemente un hedho luctuoso. Dos hermanos, Fruela y Sue
ro Berm?dez, dieron muerte al mayordomo de la reina do?a
Urraca, por cuyo motivo Alfonso 'VIII les confisc? los bienes, con
los cuales y los de Alfonso Berm?dez y Pedro Osorio ?fami
liares de los anteriores? hubo para constituir el primer n?cleo
de propiedad para los monjes. Los primeros en recibir el h?bito
de San Benito fueron los dos peronajes, t?o y sobrino, "natu
rales y se?ores de aquel coto, quienes dejando el servicio del
monarca, tomaron all? el h?bito religioso y edificaron a sus ex
pensas la iglesia, hermosa y amplia, de tres naves, que existi?
hasta el a?o 1620".
La notable amplitud de patrimonio adquirido por los mon
jes, suscit? la codicia ?de los se?ores poderosos, quienes come
tieron no pocos atropellos y usurpaciones, vi?ndose en la pre
cisi?n de recurrir los monjes a la autoridad real en demanda
de protecci?n. Tampoco los mismos eclesi?sticos ve?an con bue
nos ojos aquella preponderancia adquirida tanto en la parte
econ?mica como en la eclesial. As? se explican los continuos
pleitos con los cabildos de la zona en que se vieron implicados.
Fue 'muy sonado el litigio entablado entre los monjes de wlon
,fero y el arzobispo de Santiago, en la primera mitad del si
glo XIII, por negarse los primeros a asistir a los s?nodos dio
cesanos y a recibir tanto al arzobispo como al arcediano de la
tierra de Nendos. Seg?n L?pez Ferreiro la querella se fue re
crudeciendo hasta llegar a cometerse atropellos contra los mon
jes, por no querer someterse ni ceder en sus derechos, apoyados
en concesiones pontificias, concedidas bien directamente bien
a trav?s de la orden. Recurrieron en esta ocasi?n a la Santa