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Parece, pues, qua lag Fuentes utilizadas por el ge?grafa gr?e,
go han querido inaicar un verdadero puerto comercial de los ar
trabos, y con mucha m?s raz?n si relacionamos ese pasaje con
aquel otro anterior extra?do de Posidonio, en quo manifiesta come
se hallan minas de esta?o en los lugares quo est?n sabre Ios lusi~
tanos, en los ?rtabros y en las Islas Casiterides; cuyas islas, dice
m?s adelante ser en n?mero de diez, estar antra 's? vecinas, situa
das 1?acia el Norte fronteras al puerto de los artabros, bien que.
muy metidas en alt? mar, y que en tiempos antiguos los fenicios
exclusivamente hac?an el tr?fico de las Casiterides desde C?diz,
ocultando a todas las naciones con gran cantata esta navegaci?n.
Y trat?ndose de un puerto comercial correspondiente a los
artabros, al qua singularizaban los navegantes y partiendo del
cual h.acia el Norte ?al traducir de Pereira eneu?ntranse en alta
mar aquellas misteriasas islas con las que traficaban los fenicios,
presume que quiso hacerse referencia, o al de La Coru?a, cu,ya
milenaria Torre de H?rcules con sus int,eresantes Ieyendas y tra
diciones relacionadas con las Islas Brit?nicas, desc?brenos una
gran actividad mar?timocomcrcial, cuando menos en la, ?poca ro
mana; a al de Bares, tan inmediato al Artabro, cuya cicl?pea es
collera muy primitiva, de trescientas metros de largo y unos cin
cuenta mil de volumen, y camino prehist?rico de 45 kil?metros de
? largo hasta la citada estaci?n de Puentes de Garcia Rodriguez,
acusan, aun en mayor grado, la propia significaci?n mar?timo
mercantil. Reduciendo a Burum de fiolomeo, que aparece en el
Alejandrino muy al Norte, a la parte m?s avanzada de la Estaca
dc Bares (Lapaciacoru ? fundido con el Trileuco = Ortegal en el
propio texto), donde se encuentra la actual villa de Bares con a,l
gunos vestigios romanos y donde termina el indicado camino .pre
hist?rico.
E insin?o tal ubicaci?n a ese antiqu?simo puerto comercial,
porque en ning?n otro punto del litoral gallego a quo pudi?ramos
estender el territorio de los artabros, por mucho que del lugar que
m?s l?gicamente le corresponde quisi?ramos apartarlo, se da el
singularisimo caso de tropezar con obras de car?cter n?utico y
remota data de tal magnitud, arqueol?gicamente avaloradas por
inmediatos restos romanos y aun anteriores; las cuales ?repito?
nos denuncian en esta punta extrema de Iberia (base de las de
rrotas superoccidentales en la navegaci?n a vela) una activ?sima
navegaci?n de altura en lejanas edades (consecuencia natural de