294 BOLETT?N DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA
dem?s de lavida humana, tratan de cortar el paso a cuantos
a ella intentan consagrarse debidamente.?
No descuida, se?ores,, nuestro P. Feij?o'la`soluci?n de es
tas dificultades, a las cuales generalmente abre camino, en
sus tiempos, el muy com?n prejuicio de que las tareas litera,
rias perjudican la salud de sus cultivadores, les envenenan el
humor y les abrevian duramente la vida en los dominios del
tiempo. Entusiasta, cual lo es, el c?lebre benedictino del des
arrollo y generalizaci?n de la cultura en sus m?s elevadas
manifestaciones, sale al encuentro de los, que tal cosa divul
gan, para decir: ?nopadece la salud de los hombres de le
tras . tanto como vulgarmente se dice. Con ellos vivo y he
vivido siempre, y no veo tales males ni oigo tantos gemidos.
Ramuzzini, con otros m?dicos, dice que el estudio hace a los
hombres melanc?licos, t?tricos, desabridos. Nada de esto he
experimentado, ni en m? ni en otros que estudiaron m?s que
yo; antes bien, cuanto m?s sabios, los he encontrado m?s
apacibles. Y en los escritos de los hombres m?s eminentes se
nota un g?nero de dulzura superior a la com?n condici?n hu
mana? (1). Y lo confirma, luego, con su propia experiencia,
a?adiendo : ?no soy de genio t?trico, arisco, ?spero, descon
tentadizo, rega??n, enfermedades del alma comun?simas en
la, vejez, cuya carencia debo en parte al temperamento, parte
a la reflexi?n. Tengo siempre presente que cuando era mozo,
notaba estos vicios en los viejos, observando que con ellos se
hac?an inc?modos a todos los de su frecuente trato; y as?
procuro evitar este inconveniente, que lo ser?a, no s?lo para
mis compa?eros de habitaci?n, sino tambi?n para m?, pues
no puedo esperar muy complacientes aquellos que me expe
rimentan desapacible? . (2).
Claro est?, se?ores, que sino en los prejuicios apuntados,
no faltan a las tareas de la actuaci?n literaria, trabajos, mo
lestias o inconvenientes; pero tambi?n a ?stos ofrece el sabio
benedictino la debida compensaci?n, manifestando que nada
significa el sacrificio que impone su ejercicio si se le compara
?por costoso que sea? con las satisfacciones ?ntimas que nos
, produce. Y as? dice: ?Los que en materias m?s ?ridas estu
(1) Teatro Cr?tico, t. I, p. 222.
(2) Cartas, t, V, p. 366.