BOLET?N DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA 291
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p?dico de su Teatro Cr?tico, traslad?ronse a nuestra pen?nsula
no pocos galicismos a los cuales dispens? nuestro monje pa
tente de ingreso en el l?xico Hispano. .?Era, se?ores, dicha
importaci?n ling??stica, al tratar de aclimatar en el medio
ambiente de nuestro lenguaje hereditario, elemento ben?fico
o mal?fico a la majestad y pureza del. lenguaje?
?Ah, bien lo sab?is! La novedad de esta importaci?n fei
joniana no tard? en esgrimirse como arma de combate en
contra del P. Feij?o que, 'actuando de caballero andante de la "
pureza y casticismo del castellano, as? realizaba, a ojos vis
tas, la introducci?n de semejante mercanc?a de contrabando.
Trat?sele, en efecto, de afrancesado contumaz del idioma. `Re
flejando este sentir, nos dice Montero D?az : ?El, quiz?s el
menos franc?s de los escritores espa?oles de su tiempo; que
quebrant? las cadenas de las ret?ricas francesas; que hizo
ley soberana de su independencia estil?stica, y con su ejemplo
libert? de influencias trasporte?as' a innumerables escritores,
hab?a de, ser precisamente el que m?s plagase de galicismos su
prosa, hasta el punto de hacerla a veces modelo de impureza,
en contraste con la serenidad y hermosura incomparable de
otros p?rrafos? (1). Y D. Marcelo Aladas, que se extas?a
ante las preciosidades ling??sticas del sabio benedictino, pide,
ante tales alegaciones, a la indignaci?n sus vehemencias acres,
para replicar : ? ?Qu? debemos pensar de esa mezquina cr?
tica de ?pices 'gramaticales, que renuncia al encomio de gran
des bellezas, ante unos cuantos galicismos ? ? . (2) .
En realidad, se?ores, este problema deja (le serlo, parando
mientes en la posici?n excepcional del P. Feij?o, frente al
hispanismo literario de la ?poca. Feij?o aparec?a en escena
tratando asuntos cient?ficos hasta entonces desarrollados en
lat?n, en pura lengua espa?ola, la cual por el hecho de ha
berse mantenido desde el origen al margen de .dichas cues
tiones, no contaba en muchos casos con elementos ling??sticos
suficientes para dar a la materia toda forma caracter?stica re
clamada en cada circunstancia por los asuntos que entraban
en juego. Desde el momento, pues, en que introduc?a en el
lenguaje hispano nuevos asuntos para los que no siempre ha
(1) Op. cit., p. 8. ,
(2) Op. cit., pp. 2829.