140 BOLET?N DE ' LA REAL ACADEMIA GALLEGA
a?os, con los donativos y ofrendas de los fieles, producto de
los votos, rentas de bienes inmuebles procedentes de donacio
nes y fundaciones varias, temporales o perpetuas, en la Igle
sia de Santi?go.
La situaci?n econ?mica del Cabildo, sin embargo, por
causa de trastornos y vicisitudes de aquellos tiempos, no fu?
siempre, sobre todo en la primera mitad del siglo xI, tan
pr?spera cual pudiera esperarse y era de desear (5). De aqu?
que el n?mero de Prebendados, que alcanzaba a treinta en
tiempo de D. Sisnando I, vi?se en ocasiones tan reducido que,
seg?n la Compostelana (6), no pasaba de siete al comenzar
el pontificado de D. Cresconio, por el a?o 1037. Don Diego
Pel?ez elev?lo a veinticuatro (7), y m?s tarde, D. Diego Gel
m?rez, recobradas, muchas rentas que estaban usurpadas, y
previa consulta al Papa Pascual II, a setenta y dos, en me
moria de los setenta ;y dos disc?pulos del Se?or, distribuidos
en dos categor?as: Presb?teros o Cardenales y Di?conos. A
los primeros, en n?mero de siete, a quienes incumb?a la cele
braci?n de la misa capitular en el altar del Santo Ap?stol (8),
para ellos y para los Obispos y legados pontificios reservado,,
y el oficiar en las funciones de la Corporaci?n, nombr?les
Cardenales, a semejanza de los de Roma, con t?tulos de otras
tantas iglesias de Santiago. Pascual II, como hace notar la
Compostelana (9), confirm? los nombramientos y otorg?les
instituci?n can?nica; como tambi?n, pocos a?os m?s tarde,
hacia el 1111, autoriz?, a ruegos del Prelado, que ?las perso
(5) La Historia Compostelana, en el cap?tulo III del libro I, al ocuparse
de la administraci?n en los a?os inmediatamente anteriores a la primera de
D. Diego Gelm?rez, en 1093, dice: ?Los mismos Can?nigos de la Iglesia, que
deber?an ser los tesoreros de los habereseclesi?sticos, llegaron por entonces
a tal grado de miseria que aun en la Can?nica (refectorio y comedor com?n
de los Can?nigos) les faltaba el sustento corporal?. Y en el cap?tulo XX del
mismo libro a?ade; ?Reuni? (Gelm?rez) no s?lo los Cl?rigos que hab?an
abandonado esta Iglesia, por falta de sostenimiento, pues de las rentas ape
nas pod?an haber para sustentarse medio a?o, sino tambi?n a otros de diver
sas partes?.
(6) Id. Lib. III, cap. XXXVI.
(7) Id. Y a?ade: ?Pero tan ignorantes, que completamente descono
c?an el Oficio eclesi?stico?.
(8) Id. Lib. I, cap. XX.
(9) Id. Lib. I, cap. XXXVIII.