42 BOLETIN DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA f
pintado en la ' casa del modelo . quien,' por limit?rse ? "posar"
?sabe ! Dios si por mero compromiso? ante un adolescente y
novel artista,;no'se,preocup? gran ;cosa,'del, atuendo.:?Qu?:lejos
estaba, el bueno del doctor, de sospechar:?que,','de sus cuatro ?"
retratos, el que, and?nd? los , a?os,. habr?a de alcanzar m?s cele
bridad era el surgido de la.paleta de .aquel infantil vecino de
catorce i aims!
"Las dimensiones de la tela ?me. indic? Sabart?s 'en carta
de 18 de enero de.4956 . 'so?: 53 por 38' cent?metros.: En cuanto
al color puedo decirle que corresponde a la gama parda (tierras)
en armon?a con los grises del pelo, a la moda del tiempo." Y
a?ade esta curiosa observaci?n: "De lo dem?s no puedo decir
nada: le pregunt? a Picasso, como acabo de decir, y todav?a no
the ha llegado ninguna respuesta. 'Eso quiere decir que no lo
sabr? nunca, pues conozco el mecanismo: pasado , cierto tiem
po..."
Si en el retrato de Mel?ndez el encaro de Costales tiene un
aire de altivez, v' de iron?a, y en el de .Pardo ,Reguera una franca t
y apacible sonrisa bondadosa, en este de Picasso la apariencia
del retratado, menos forzada, m?s natural en suma, es la del
buen burgu?s, rally senor de su c?sa, que ; se deja :inmortalizar
y ?unca m?s atinada la expresi?n sin preocupacion?s en
cuanto al juicio de la posteridad.
El ?desenfado con que el "ni?of/ Ruiz Picasso os? ' interpretar
la cabeza del ilustre amigo de su padre, en un retrato que, a
pesar de reunir las :caraeter?sticas de um boceto, parece un re
flejo exacto de la fisonomia y a?n de la sicolog?a del modelo,
con sus revuelt?s cabellos y sus descuidadas patillas ?tan dife
rentes de la esmerada pelambre en que se recre? el pincel de
Pardo Reguera?, con su frente despejada y su mirada atenta
e inteligente, es prueba cierta del genio artistico de un ni?o que, ?
conociendo y siguiendo las estrictas normas del dibujo acad?
mico, apunta, no obstante, el indicio de una futura rebeld?a que
ya alienta en su paleta.
No es, por to general, correcto establecer comparaciones, pe
ro, despu?s de un atento estudio de los cuatro retratos, no resul
ta avent.urado presumir que, si los pintados por Pardo Reguera
y Vaamonde ?m?s que el debido a Mel?ndez? son modelos del
el de Picasso, por su desenvoltura, su desenfado y su
inconclusi?n, es el que, acaso, expresa con mayor , agudeza el