266 Bolet?n de la Real Academia dalleg?
rural y cuyo 'origen arranca de muy antiguo, facilitaba el ejercicio de 1
muchas industrias caseras, las cuales suministraban sustento a las gentes
del campo. El huso y el telar eran los rudimentarios ?tiles y artefactos
de que se val?an los asociados en su asidua labor, y si bien los productos
de dichas sociedades eran, en cada una considerada aisladamente, de re
sultados mediocres o limitados m?s bien, apreciados en conjunto produ 9
c?an, por la potencia de los peque?os n?meros y por la 'adici?n de los
peque?os sumandos, una riqueza suficiente no s?lo para subvenir al con
sumo de Galicia, sino para ofrecer un excedente a otras regiones de
Espa?a.
La primera materia que utilizaba dicha industria era el lino, el cual
aportaban barcos extranjeros procedentes de la Europa Septentrional,
especialmente daneses, comandados por cultos capitanes que daban cuenta
en correcto franc?s de las especiales producciones de su pa?s y de los me
dios de implantarlas en el nuestro. + 3
Al calor de este tr?fico surgieron en Vivero casas mercantiles y con
signatarias que compraban la mercanc?a importada o la vend?an en comi
si?n a las casas y asociaciones que se consagraban a la industria lencera.
Fortn?ronse entonces las casas mercantiles de Garc?a, Polo de la Sie
rra, Pernas, Galcer?n .y otras,, las cuales entregaban a los industriales el
lino para que lo elaborasen y transformasen en tela o lienzo, y luego ven
d?an ?ste en los centros de consumo. As? comenz? a labrarse su cuan
tiosa fortuna el opulento banquero D. Fernando Casariego, el ilustre .
fil?ntropo que otorg? a su patria, la villa de Tapia, tan se?alados benefi
cios, dot?ndola de un muelle, de un Instituto de segunda ense?anza y
de una escuela.
La lucha por la existencia despierta est?mulos y suscita emulaciones
que ponen en acci?n el inter?s individual, y aguijadas por este ?ltimo,
las casas consignatarias hubieron de pensar en la ping?e ganancia que
hab?a de reportarles el sustituir a los daneses y dem?s porteadores extran
jeros que conduc?an el lino al puerto. Y entonces esas casas consignata
rias se hicieron navieras y lograron compartir con las extranjeras, en
noble competencia, la conducci?n del lino.
Pero no todo el lino empleado como primera materia proced?a de
Rusia y de las naciones del Norte de Europa; una buena parte del mismo
era obtenida en Galicia. Contribuy? a fomentar el 'cultivo del lino en ;4
la regi?n gallega la circunstancia de estipularse en algunas escrituras fora
les el pago de una parte del canon en lino rastrillado, o cerro. Respond?a
esta condici?n a una costumbre muy generalizada en Galicia, donde las
damas de la aristocracia cuando 'veraneaban en el campo, se dedicaban a
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