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230 BOLET?N DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA
contrafuerte de la Faladora, entre los lugares de`Rediz y Abe.
ledo, de la parroquia de Gra?as del Sor, emplazada aqu?lla
al lado del camino que de la Faladora va a la parroquia de
Entrambos Sores, pintoresco vallecito donde se re?nen los
dos brazos del mayor r?o de la comarca, hundido entre muy
apinadas monta?as. Pero debo de significar que esos dos
t?mulos los he visto desde mucha distancia perfil?ndose per
fectamente sobre el punto m?s culminante de la expresada
meseta, y no qued?ndome d?a cuando por all? exploraba para
ascender a tal apartada cumbre, averig?? por un campesino
del lugar que no eran tan grandes como algunos de la Fa
ladora y que estaban roturados.
Del n?mero 124 al 127 inclusive van rese?ad?s con los
n?meros 23 al 20 respectivamente en el estudio de la V?a
Faladora tan reiteradamente aludido.
Pasemos ahora a otra importante sierra de la comarca:
la de Cheib?n, y entre las fuentes del Jubia y del Mera, en la
feligres?a de Seixas, ya en el descenso de la rasa monta?a,
donde llaman Alto da Cruz do Tato, a inmediaciones del ca
mino que viene por las crestas de aqu?lla, en direcci?n a la
iglesia parroquial, tropezamos con el, ?ltimo t?mulo, n?mero
128, de esta parte de la alta cuenca del Eume, emplazado en
un rellano de la ladera. N. ' del contrafuerte, monumento se
pulcral de poco relieve y de s?lo ocho metros de di?metro, en'
cuya excavaci?n nada observ? de particular.
A unos cien metros de distancia, hacia el S., o sea hacia
arriba, aparece una peque?a charca circular de leve fondo,
conocida por Lagoa das Curuxas, que es obra del hombre en
esos descampados lugares y relaciono con los que levantaron
.
y en otros dos de la V?a Faladora, entre los n?meros 11 y 15
del P. A., que se trata de emplazamientos de nuevas m?moas, ?
cual razono en el estudio de dicha v?a. Y cuenta la tradici?n
local en aquellas altura:; de las Seijas que sobre el agua de
este estanque acostumbraba a mecerse antiguamente una ex
tra?a ave (curuxalechuza) que no cantaba, la cual miraban
con supersticioso y temeroso respeto los naturales; pero que,
pese a ello, un intr?pido cazador se dispuso a matarla y
cuando trat? de efectuarlo, la misteriosa ave le habl?, ,supli
c?ndole no pusiese en pr?ctica su aviesa intenci?n, porque