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3olelin de la Real AcademiaGallega 103
nuestro humilde juicio respecto a la nueva obra del Dr. Lang y a su im
portancia para el conocimiento de la lengua y literatura gallegas: nos
limitamos por ahora a lo escrito y a dar a conocer, traducido casi a la
? letra, el interesante prefacio que nuestro autor ha puesto al frente de su
estimable obra (i) y que dice as?:
PREFACIO
El presente trabajo comprende un estudio del periodo de transici?n
de la l?rica peninsular que se extiende entre la escuela gallegoportuguesa
(I2001350) y la segunda o castellanoportuguesa (14491521).
La l?rica cortesana gallegoportuguesa, cuyos caracteres idiom?ticos
y po?ticos sirvieron como los primitivos instrumentos de expresi?n l?rica
en todo el Occidente de Espa?a, alcanz? su apogeo bajo el reinado de
Dionisio de Portugal (12791325) (2).
Con la muerte de este rey poeta, la poes?a caballeresca, como las
quejas del trovador Joam de Le?n en una apasionada eleg?a a su real
se?or, (3) no encuentra ya favor en la corte. Sus ecos van desvaneci?n
dose, y al fin mueren. En efecto, desde mediados del siglo xIv a la segunda
mitad del xv, Portugal desciende a su nadir literario. Ning?n ejemplar
de poes?a art?stica de este per?odo ha llegado a nosotros en documentos
portugueses (4). Pero esa actividad no ces? enteramente. Tal suposici?n,
por s? misma improbable, ser?a desechada por la rica eflorescencia de la
segunda l?rica cortesana, de la que muchos rasgos no son sino la conti
nuaci?n de las viejas tradiciones. Pero las poes?as que siguieron produci?n
dose, respondiendo a un ideal decadente, fueron miradas con indiferencia
por una sociedad entregada al nuevo esp?ritu de descubrimiento y de
conquista. Era natural, por lo tanto, que no se hubiesen conservado. Era
l?gico tambi?n que la lenta asimilaci?n de los nuevos ideales literarios,
que llegaban de Castilla e Italia, fuese acompa?ada por un aniquilamiento
seguro de la inspiraci?n po?tica.
En Castilla, sin embargo, la musa gallega todav?a ten?a sus devotos.
Alfonso XI (13121350), en cuya corte algunos de los ?ltimos trovadores
portuguesestales como Dom Affonso Sanches y Dom Pedro Affonso,
(r) Nota final que debiera haber ido al principio; no es reproche, sino extra?eza: el
autor dedica su Cancioneiro gallegocastellano a S. M. Fidel?sima.
(2) Cf. Men?ndez Pelayo, Antolog?a, III p. V. sigte.; C. M. de Vasconcellos, Grundriss,
II p. i67 sig.; Lang, Denis, p. XX sig.
(3) CV. 708.
(4) Cf. C. M. de Vasconcellos, I. c. p. 231.