BOLET?N DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA 101
taban en ?ntima relaci?n con los ultrapirenaicos, distingui?ndose
en la recepci?n de los m?s modernos conocimientos cient?ficos el
de Santa Mar?a la Real de Irache, universidad benedictina de
gran renombre desde la edad media por el prestigio de sus c?te
dras de Artes y Filosof?a ".
Es indudable que Sarmiento, durante su estancia en Irache
como alumno de aquella universidad, ser?a influido y asimilar?a
los nuevos m?todos historiogr?ficos y doctrinas cient?ficas. Ve
mos c?mo al regresar a su monasterio de San Mart?n de Madrid,
en 1714, inicia una labor, que hab?a de perdurar durante muchos
a?os, la de copiar cuantos alfabetos estuvieren a su alcance, tanto
antiguos como modernos, llevado no s?lo de afanes pedag?gicos
o filol?gicos, sino tambi?n con ?nimo de poder leer e interpretar
las escrituras antiguas.
En relaci?n con los archivos, sus mejores experiencias las
obtuvo en Toledo, donde permaneci? casi todo el a?o 1726 y
buena parte de 1727. Hab?a sido comisionado, en compa??a del
P. Diego Mecolaeta, para examinar, ordenar y catalogar los fon
; dos del archivo de la catedral primada.
Comentando una Cartaconsulta dirigida por Sarmiento al
P. R?bago, confesor de Felipe V, el ilustre catedr?tico Don Juan
Francisco Yela nos transmite la referencia de nuestro sabio acer
ca de la extraordinaria riqueza de aquel acervo documental y la
an?cdota de la incuria y el abandono en que se encontraba. "En
el archivo de la iglesia primada, dice, despu?s de haber registrado
varios cajones y armarios, le dio la ocurrencia de mirar si hab?a
algo detr?s de los mismos; efectivamente, hab?a algo y a?n al
gos; ayudado por el P. Mecolaeta y formando una cadena hu
mana, como quien saca agua de un pozo, encontraron hasta
sesenta c?dices g?ticos, y entre ?stos muchos libros de cuentas
que hab?an arrojado all?" 12.
Tal vez aquel suceso agudizara m?s sus aficiones y el deseo
de conocer por s? mismo, o por sus numerosos corresponsales, el
contenido documental, no s?lo de los archivos mon?sticos bene
De la rica biblioteca de este monasterio fueron enviados a Roma, por
mandado del Papa Alejandro III, siglo XI, dos c?dices, un antifonario y un ora
cional, a fin de examinar el oficio lit?rgico moz?rabe en ellos contenido, cuando
se trat? de introducir el rito romano.
12 Cfr. Yela, Juan Francisco. Art. cit.