200 ijolelfn de la Real Academia Gallega
? ?sta pertenecen los g?nios, cuando perdida toda esperanza por el
Gobierno brit?nico de mantener sus tropas en Espana despu?s de la
marcha de Massena sobre Lisboa con 80.000 hombres, dej? ? Welles
ley la responsabilidad de quedarse en ella ? salir, responsabilidad que
habr?a amilanado ? gentes de otro valor moral y que ? ?l le sirvi? para
responder aquellas hermosas palabras: ?Yo estoy persuadido de que
el honor y el inter?s de mi Patria exijen que quedemos firmes aqu?
tanto tiempo como podamos y si Dios quiere yo quedar?, con la del
general Moore, que contando con 35.000 hombres y acosado por
todos, especialmente por el Marqu?s de la Romana, que ped?a para si
el sitio de mayor peligro, para luchar contra los 18.000 soldados con
que contaba Soult, busca pretextos en sus partes para no atacar, deci
di?ndose ? emprender la retirada.
?Acaso Wellington, viendo que los portugueses desist?an de ayu
/ darle en sus l?neas de TorresVedras, renunci? ? su plan resuelto de
atacar ? los franceses, como lo hizo, obligando ? Massena ? batirse en
retirada?
No; no debemos tener consideraci?n ? la memoria del que, para
justificar errores, no vacil?, en afrentar ? Espa?a con sus palabras. Lo
que fu? realmente es que Moore no ten?a de su deber una idea tan clara
y tan firme cual deben tenerla los hombres que llegan ? su altura y ?
quienes su Patria entrega unas fuerzas, no para ahorrarlas, sino para que
sirvan la causa justa de un pals amigo que se compromete ? defender,
sacrific?ndolas si preciso fuera.
Estaba visto que su ?nimo era no luchar con los franceses auxi
liando ? la Naci?n espa?ola, ? lo que al aceptar el mando se hab?a
comprometido.
Su prop?sito decidido al salir de Portugal, realizando una opera
ci?n militar que todos los t?cnicos consideran desacertada y causa de
mucho de lo que le ocurri? despu?s, era retirarse hacia las costas y em
barcarse para su pals. Nadie pudo hacerle disuadir de su intento. Ni
las cartas apremiantes que la Junta Suprema, Frere, el embajador
ingl?s y el Marqu?s de la Romana le enviaban, manifest?ndole que
solo quieren oir hablar, no de retirada, sino de morir ? vivir en territorio ?l?l?l?l?l?l?l?l? ? ? ? ? R? ?
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espa?ol, condoli?ndose todos de s? incompressible resoluci?n, ni la
apremiante comunicaci6n de D. Martin de Garay, haci?ndole ver que
gian se hiciera pronto la reuni?n de an ej?rcito con el espanol para
juntos y de acuerdo obrar como fuera m?s conveniente, pues de otro
modo su venida ? Espana no habr?a servido m?s que para malograr