Dolettn de la Real Academia 6allega 199
empresa que pesaba sobre sus hombros era superior ? sus facultades,
fuera por el p?nico que el solo nombre de Napole?n le inspiraba ? per
los anhelos de volver ? ver pronto los hermosos ojos de Miss Fox ?
quien amaba sin esperanza
El lenguaje altanero ? injurioso que empleaba en sus conaunica
ciones, queriendo achacar al mal estado de ?nimo de los espanoles lo
que solo ? su incapacidad y al terror de que se hallaba pose?do se
debfa, es cosa que indigna y subleva.
Busquen otros disculpa ? su proceder?quo dificil ser? hallarla?
pero nosotros, descendientes de aquellos patriotas que sufrieron en sus
personas y en sus bienes los atropellos de unas tropas enviadas para
defender nuestro territorio, convertidas en sus expoliadoras, no debe
rfamos siquiera recordar el nombre, m?s que para aborrecerlo, de aquel
que con su incalificable proceder fu? la causa de aquellos tristes
sucesos.
Era claro su deseo de no emprender en la Peninsula operaciones
serias. A parte otros hechos, lo prueba el que en todas las comunicacio
nes que dirigfa ? su Gobierno, le disuadfa de enviar nuevos refuerzos,
no siendo tal vez ageno ? este objeto el prop?sito de que no fueran inan
dados por el Generalfsimo espa?ol, como aqu?l le ordenaba. Oelos
impropios de quien viene ? defender una noble y santa causa
Decir como decfatom?ndolo por pretextoque no luchaba por
que el pueblo espariol era indiferente y poco patriota?cuando este
pueblo lleg? en su ?pica lucha ? ofrecer los m?s sublimes ejemplos de
sacrificio por su Patria, haciendo la guerra Ln?s popular que nunca
hubo, en que peleaban con santa indignaci?n mujeres, niiios y ancia
nos; cuando estas gentes que se veiau escarnecidas per sus tropas fugi
tivas podrfan con una sola delaci?n perderlas y on lugar de ello ocul
taban su direcci?n ? las tropas francesas, ? rn?s de ingrato ?es querer
arrojar sobre nuestra Patria el estigma de cobard?a, no lanzado por
nadie m?s que por Moore, el general hu?do.
Afortunadamente su mismo pueblo, cantando por boca de Byron
odas ? nuestro valor y patriotismo, y su Gobierno, enviando sables
de honor ? nuestros guerrilleros, como ? Palavea, y sus historiadores
sensatos, enalteciendo nuestra lucha, se encargan de desmentirle.
Cont?stenle por nosotros aquellas palabras del Duque de hierro:
?Imitad ? los inimitables gallegos. Distinguidos sean hasta el fin de lcs
siglos por haber llegado su denuedo a donde nad?e lleg?, expresadas
per el Duque de Wellington despu?s de San Marcial, y comp?rese la
conducta de este general, honra de su Patria y de la humanidad, pues