olel?n de la Real Academia 6allega 195
prestado ? su Patria, ? la que ha dado sin regateos el esfuerzo de su
brazo y el servicio de su brillante pluma.
Frecuente es ver hermanadas en una misma persona estas dos ac
tividades, y sin remontarnos ? aquellas ?pocas heroicas en que un S?
crates y un Genofonte luchaban por su Patria y escrib?an sus obras im
perecederas, en que Julio Cesar desarrollaba sus portentosas condiciones
de ca?dillo y escrib?a sus comentarios, y el vate florentino peleaba y
legaba la suya, esa maravilla que se llama La. Divina Comedia, ejem
plos elocuentes tenemos en la nuestra, en que m?s que en ninguna
otra han estado las letras y las armas en amigable consorcio. Las le
yendas ?picas, los cantares de gesta y los romances heroicos de nuestra
literatura, sino en su totalidad, en una gran parte, dado el espfritu que
los inform, irapregnado de ese caracter guerrero y aventurero del
pueblo espafiol, bien puede sospecharse fueron en su g?rmen obra de
los mismos cuyas hazarias cantaban.
Nunca la lanza embot? la pl?ma ni la pluma la l?nza, dice nues
tro famoso Manco de Lepanto, qui?n despu?s de combatir por la Patria
en la m?s grande de las empresas que los siglos vieron, concibe en ella
su libro prodigioso.
Cam?es, el gran epico portugu?s, de noble solar gallego como.?
Cervantes, su compafiero en desventuras y como ?l sefialado por la
guerra en defensa del honor de su Naci?n, canta en estrofas inmortales
las sublimes locuras de los nautas lusitanos.
La plumaespada del Rey Sabio fu? la que escribi? las C?ntigas
en la armoniosa lengua gallega, la que compuso las trovas que en el
mistno idioma di? el Marques de Santillana; las delicadas ?glogas de
Garcilaso, el Teatro de Calder?n de la Barca, La Araucana del capit?n
Ercilla, las obras de Boscan y las historias y las cr?nicas, ricas en
sabias observaciones, expuestas en lenguaje primoroso de aquellos
aventureros y soldados que Espana enviaba ? Am?rica ? realizar aque
llas estupendas aventuras por nadie igualadas.
Tambi?n nuestra Galicia, siempre gloriosa, cuenta entre sus ilus
tres hijos nombres esclarecidos, que si en las lides guerreras supieron
veneer, alcanzaron nombre y prez en las juntas literarias. Ejemplos
elocuentes son D. Fernando de Andrade, General de la caballerfa del
Gran Capit?n, de quieu ?ste tuvo celos; el. almirante Francisco F.eij?o,
muerto en el combate de las Dimas; Sarmiento de Gamboa, delicado'
poeta, atrevido navegante, que antes que nadie pas? el estrecho de
Magallanes; Juan de L?ngara, Rornay y el General Freire de Andrade,
de la batalla de San Marcia', cuyas tropas gallegas merecieron de We