EL FINAL DE UNA ESTIRPE:
ROSALIA DE CASTRO Y MANUEL MURGUIA
Por JUAN NAYA PEREZ
Un matrimonio fecundo como fue el constituido por Manuel
Murgu?a y Rosal?a de Castro no alcanz? a perpetuarse m?s all?
de la segunda generaci?n. Parece como si sobre aquellas dos
grandes figuras galaicas pesase un terrible tributo por su glo
ria, el de que sus apellidos no habr?an de sobrevivir m?s que
corto tiempo.
Nosotros, como ?ntimos de la familia, singularmente de
do?a Gala, hija del singular matrimonio, a quien hubimos de
estar ligado durante mucho tiempo; que en su casa casi po
dr?amos asegurar que se abri? a nuestros ojos la primera luz;
nosotros, repetimos, creemos estar en la obligaci?n de relatar,
como testigos de mayor excepci?n, el final de las ramas de aquel
?rbol excepcional de Galicia. As?, pues, todo lo que vamos a
contar es rotundamente veraz y muy pocas veces apelaremos
a la hip?tesis para explicar algunas cosas. Con ello estimamos
ofrecer un servicio, siquiera ?ste no sea muy grande, a la his
toria de Murgu?a y Rosal?a.
T?mese, pues, como obsequio a la verdad y en homenaje a
la fidelidad hist?rica lo que vamos a decir, que ojal? sea toma
do tambi?n en cuenta por los bi?grafos o glosadores de la obra
del citado matrimonio.
No es ?sta la primera vez que se escribe sobre los descen
dientes de Rosal?a y su esposo. Lo hizo el se?or Caama?o Bour
nacelll. Pero este trabajo, muy notable por cierto, no alcanza
1 Vid. "Illosal?a de Castro en el llanto de su estirpe", por nuestro amig