iq Dolet?n de la "Real ,kcadem.ia Gallega
, las hondas tristezas sufridas. Anim?bales para ello la esperanza de no
vedades remuneradoras de cuantas sequedades y apartamientos de la
vida que a todos cercaban. Por eso all? donde con motivo de una fiesta
cualquiera se celebraban p?blicos regocijos, a los cuales se daba la
mayor ostentaci?n posible, para que gozasen de ellos, cuantos pod?an
hallarlos gratos, eran amenizados con las representaciones teatrales,
m?sica y danzas, cuyos alegres rumores llegaban hasta lo m?s ?ntimo
del alma popular, a la cual satisfac?an los entreactos (pousos en nuestro
idioma) en los cuales las composiciones sat?ricas en su casi totalidad,
en que se manifestaban las ansias de mejoras, la necesidad de justicia, ?
la p?blica condenaci?n de las violencias que sufr?a tanto el campesino
como el resto de los ciudadanos.
?C?mo extra?ar, que por tales caminos, emulando los ?xitos de la
Academia compostelana, la inquieta gente de la milicia, intentase fun
dar en la Coru?a, un centro literario, que llenase el vac?o que en esta
ciudad se echaba de menos? Imposible en aquellos monaentos, imposible
entre la oficialidad que la guarnec?a, imposible bajo todos los puntos de
vista que debiera considerarse el asunto, cuando se pens? en crear den
tro de sus muros, una ?Academia de poetas?, que afirmando los linderos
que limitaban, las que se ofrec?an a m?s, no quisiesen traspasarlos.
No sabemos si lleg? a, formarse ni siquiera se halla noticia del
a?o en que se pens? en fundarla. Consta, y es bastante, por las obras
del famoso cura de Fruime, que el militar D. Jos? Pifi?l se dirigi? a ?l '
como secretario de la citada corporaci?n, en demanda de su concurso,
mas no como pudiera sospecharse, hubiese de organizarse bajo el t?tulo
de ?Academia de Apolo.?
? Los p?blicos festejos con que estos centros intelectuales, celebra
ban hechos, o recordaban se?aladas fechas hist?ricas o religiosas, eran
siempre importantes. En Noya, representaban anualmente los estudian
. tes sus comedias en honor de S. Bartolom?, patr?n de la villa, lo mismo
que en 1773, con motivo de un serm?n del arzobispo Bocanegra, y para
felicitarle, las hubo tambi?n en Santiago. No con ploducciones teatrales,
pero s? con la animaci?n y manifestaci?n ostentosa, coronaba el cabildo
compostelano Ja octava de Corpus, en el claustro, gracias a los animados
paseos de la aristocr?tica muchedumbre que a ellos acud?a Ora gozar
de los acordes de la admirable M?sica de Capilla, s?n igual entonces en
el n?mero y m?rito escepcional de los concertistas, entre todas las
dem?s de las iglesias de Espa?a.
Mas hay una, entre todas las fiestas que se 'recuerdan celebradas en
el siglo xvm, que salvando los estrechos l?mites" de ciudad y regi?n, se