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Bolet?n, de 'la Real Mademia Gallega ? 165
despreocupaci?n en todo el xvm, en el cual puede asegurarse, que al
menos en su primera mitad, todos nuestros versificadores, ?eran Frui
me?, tanto en gallega como en castellano. ?
Tr?s del estrecho ascetismo que domin? en Espa?a, sobre todo, en
los ?ltimos a?os de' siglo xvir, un aire de renacimiento, vino con la paz,
a coronar la guerra de Sucesi?n, renovando la sociedad hisp?nica,
abriendo sus ojos a ,nuevos horizontes, gracias a los cuales iban desva
neci?ndose las anteriores inquietudes, entrando aqu?lla en las familias
como hab?a entrado en el Estado.
? U?la nueva vida parec?a afirmarse entre la gente abrumada bajo el
peso de un diario infortunio y entre la herida par iguales dardos que
no dejaban al m?sero, ni sosiego en su casa ni esperanza de mejora
alguna en el mundo, pues todas sus puertas se le hab?an cerrado. Mas
como ni?o que viene a la vida y al cual los padres consuelan con todo
g?nero de cari?os, la nueva generaci?n as? creci? tambi?n y llen? ciu
dades y aldeas que parec?an como agotadas. Galicia a orillas de sus
puertos, en medio de sus monta?as, all? donde un poderosa centro de
protecci?n facilitaba la renovaci?n de las multitudes que por donde
quiera asomaban, en virtud de aquel mode avasallador que tanto satis
fizo a nuestro P. Sarmiento, entendiendo que .era una fecundaci?n de
la tierra y una renovaci?n de /a raza que poblaba nuestra suelo.
Y en verdad no se equivocaba, pues ciudades y campos que aun
se sent?an agitados, sacudidos y estrujados por los impuestos y sus
agentes, abrieron sus abnas al aire de fuera con que la nueva dinast?a
les brindaba y entraron en una animada existencia completamente
diversa de la anterior. Para ellos todo hab?a sido hasta entonces aisla
miento y dolor, cuando lo que ansiaba la gente nueva, era aire, espar
cimiento, goce sencillo, pero interesante que les ofrec?an las discusiones
cient?ficas, el estudio de las ciencias naturales, la poes?a, la m?sica y
representaciones teatrales. As? fu? como en Compostela las clases supe?
riores, sobre toda las intelectuales, se vieron envueltas en ese movimien
to, que facilit? la fundaci?n en 28 de Enero de 1731, de una Academia,
a la que concurri? lo m?s granado dei la ciudad, bajo el punto de vista
de la inteligencia y de la doctrina. Fu? la primera y aun que dur? poco,
se la tom? como un ejemplo y est?mulo acertado, en tal modo, que a
la manera de las acosadas por las mismas ansias, las principales pobla
ciones gallegas respondieron con representaciones y festejos que dura
ban desde las ?ltimas horas de la tarde hasta las primeras de la ma?ana
siguiente. Y era que en' todas partes se ansiaba respirar otros aires de
felicidad y de alegr?a, vivir horas de consuelo que compensasen las de