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tante y que explic? ella, no fue entendido en su tiempo de la misma
forma.
En La Ciencia Cristiana, Francisco D?az Carmona considera a la
Pardo Baz?n como una r?proba y enjuicia duramente su doctrina.
Pedro Antonio de Alarc?n sostuvo una pol?mica epistolar con la
autora de La cuesti?n palpiante, antes de su invectiva en la Real Aca
demia, y de "manos sucias de la literatura", calific? a la escuela na
turalista.
En las notas autobiogr?ficas de Los Pazos de Ulloa dice sobre el
particular la insigne escritora:
"Y a pesar de que yo no dej? de mostrarle ni en cartas ni en la
misma Cuesti?n palpitante toda la consideraci?n que merece su inge
nio, se ha enojado y puesto la venda, siendo otros los descalabrados;
en recientes escritos suyos se queja de que los naturalistas le nieguen
el agua y el fuego... cuando ?l niega al pr?jimo el agua y el jab?n."
P?rrafo aparte merecen las opiniones de don Juan Valera sobre La
cuesti?n palpitante, recogidas en los art?culos con los que en 1888 form?
sus Apuntes sobre el nuevo arte de escribir novelas.
Valera no puede menos de reconocer el ingenio de la Pardo Baz?n
y el inter?s de su obra, si bien dice lo siguiente: "Me aflig?, me conster
n? cuando vi que mujer de tan altas prendas como do?a Emilia Pardo
Baz?n se hab?a vuelto naturalista. Esta aflicci?n y esta consternaci?n
despertaron en m? el deseo de impugnar el naturalismo."
El autor de Pepita Jim?nez distingue entre naturalistas franceses y
espa?oles. Tiene diversos puntos de coincidencia con la Pardo Baz?n,
si bien hace caso omiso de sus reservas sobre el naturalismo. Habla
del "recto juicio" de la escritora y cree que se proclama naturalista
sincera. Impugna la tendencia naturalista que difunde en nuestra pa
tria La cuesti?n palpitante.
Los art?culos de Valera son, en su mayor parte, la cr?tica de Zola
y de la novela experimental. Censura en los naturalistas la man?a de
suponer que ense?an, que hacen la "inquisici?n social", la prolijidad
con que lo describen todo y su obscenidad. Dice que ?l no va contra
los escritores franceses, sino "contra la doctrina cr?tica, contra lo que
llaman los naturalistas su "f?rmula", a fin de que en Espa?a sepamos
? qu? atenernos."
Cree que la novela 'naturalista nace de un modo dial?ctico, de la
negaci?n de toda alta ciencia fundamental especulativa, del materia
lismo, del positivismo, y de cierta contemplaci?n pesimista del universo
y de cuanto en ?l se contiene, una vez negados, m?s o menos a los cla