BOLETfN DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA 75
que Ogyg?e es ?antiguo?. Es un dep?sito, a?n en parte inexplo
rado, de vestigios prehist?ricos y precisamente all? florec?a el
culto de la MadreDiosa.;
Consultemos la arqueolog?a m?s reciente. Hace a?os que
ya se conoc?an figurillas, mujeres obesas sentadas en el suelo,
seguramente relacionadas con el culto de la fertilidad, las llama
das ?Cabeiri?. Desde entonces se ha trabajado mucho y con
fruto. Bajo la direcci?n de Sabatino Moscati, director de la mi
si?n arqueol?gica italiana en Malta, se ha descubierto un area
sagrada cerca de TasSilg con uno o varios santuarios dedicados
desde tiempo prehist?rico a la DiosaMadre y fechados de ma
nera convincente entre 1200 y 1000. Lo p?nico no aparece has
ta el siglo IV a. de C. Respecto a la diosa que all? habita no cabe
ya duda, desde que se han publicado inscripciones como HPAC,
HPAI, Hera, a Hera, heredera de los cultos anteriores, con los
que hay que relacionar a Calipso. El templo o complejo de san
tuarios mantuvo su prestigio hasta tiempos romanos. Recuerden
que Cicer?n actu?, por encargo de los sicilianos, de acusador de
Verres, ProPraetor en Sicilia en 73 a 71 a. C., acusado de des
falco, robo, opresi?n, y que Verres prefiri? desaparecer de Roma
despu?s del primer discurso ciceroniano, sin esperar los siguien
tes. Uno de los cargos m?s graves se refer?a al expolio del san
tuario de Juno en Malta, es decir, Hera, templo que hab?a sido
respetado hasta en las guerras p?nicas, hasta por los piratas.
Cuando un oficial de Masinissa se llev? del templo dos. colmillos
de elefante para ofrecerlos a su rey, ?ste los devolvi? a los sacer
dotes con una inscripci?n, excus?ndose por el sacrilegio.
A instancias de Atene, Zeus ha enviado a Hermes para co
municar a Calipso su decisi?n de liberar al sufriente h?roe. Her
mes queda embelesado ante la belleza del lugar y el poeta sub
raya con morosidad complaciente el momento cr?tico en la acci?n
?pica y la reafirmaci?n de la personalidad que Odiseus. Her
mes, portador del mensaje divino, ?se precipita del azur celeste
al pi?lago, vuela a ras de las olas, cual gaviota que caza los
peces en los horribles abismos de la mar infecunda, aborda la
isla y, saliendo de la mar violeta se aproxima a la gruta que la
ninfa de bellos rizos hab?a convertido en su retiro. La encuentra
all? al lado de abundante fuego. Desde lejos se percib?a el olor