BOLET?N DE LA ACADEMIA GALLEGA 175
Adios! la solitaria, la virgen bendecida,
La flor de oculto valle, la perla de la mar.
?Adios! que ya el instante lleg? de mi partida...
Y ?ay! triste que me ausento de mi paterno hogar.
No oir? rancias historias, magn?ficas consejas,
De las oscuras nieblas brillante creaci?n;
Historias encantadas que aqu? cuentan las viejas
Las noches del invierno, de cierzo y de turbi?n.
No oir? de tus hermosos, de tus soberbios mares,
Esas extra?as voces que siempre idolatr?:
Y all? en los apartados, trist?simos lugares,
Como un consuelo amante las llamar? tal vez.
Las llamar?, y en vano; perdidos mis acentos
Hasta tu dulce cielo no llegar?n jam?s;
Mis s?plicas, mis voces, se llevar?n los vientos
Y entre sus blandos pliegues, las tristes morir?n.
Y entonces, bardo errante, transido de honda pena,
Tan lejos de su patria, sin harpa y sin hogar,
No cantar? 'en tu playa amante cantilena
No llamar?n sus voces las brisas de tu mar.
?Adios! que ya el momento lleg? de mi partida,
Como una amante prenda te dejo el coraz?n;
?Adios! flor solitaria al pie del mar crecida
Te apartas de mi vista, de mi memoria, no.
Dos a?os m?s tarde escribe en Madrid (17 de Agosto de 1853)
el precioso ?Madrigal? dedicado a A. J., que a?os despu?s, en 1862,
publica en ?Album de la Caridad?, con motivo de los Juegos Flo
rales celebrados en la Coru?a en 1861, seguido de un ?Mosaico Po??
tico? de nuestros vates gallegos contempor?neos. Dice as?:
No es m?s bella la flor porque el roc?o
En frescas gotas su corola esmalte,
Ni porque ardiente inspiraci?n me falte
Ser? menos amante el canto m?o.
Este que yo te env?o
Ofrenda es de mi amor, tenla en tu alma
Como santa reliquia aun cuando es leve;
Que si bella es la palma
Porque se eleva en el desierto altiva,
Eslo tambi?n la florecilla breve
Aun cuando oculta entre los juncos viva.