j?lelfn de.1a'Real'ACaderei? Galiege 99
Castro rompfa en su libr? con la tradici?n , "secular de la rima. e,Qu?
significaba esta manera' extra??; 'absurda,' de versificar? Aparte'de la
m?trica, cuand? se lee ?', 1?s poetas modernos coleccionados por Valera
en ''au` colecci?n y .luego se lee a Rosalie, se v? patentem?nte la honda
diferencia que separa ? los. unos 'de la otra;'se comprende entonces
perfectamente':el fracaso de Rosalie: Los Los "poetas modernos castellanos,
(aludo,? los`que' quedan citados); dan una impresi?n'de recortamiento,
de rotundidad, de aridez, de sequedad. La poes?a de Rosalie,` en cam
bio, produce una'impresi?? de su?vidad, de 'dulzur?, de sentimentali
dad ?ntima y efusiva,'de l?z' difusa y vaga.
En 1909 se han publicado en Madrid las obras completes de R?
salfa de Castro; uno de los vol?menea de` esa colecci?n=el primero
lo constituyen las p?es?as castellanas En ' las orillas del Sar.' Pone ' ?n
pr?logo k la' nueva edici?n el ' que` fu? marido de Rosalie: D. Manuel
Murgu?a. Obedec?a solo en 'sus versos Rosal?aescribe '`el prolo
f . guista? la cadencia; se separ? 'do' la m?trica usual en su tiempo.
r Caus? su innovaci?n" tanta sorpresa??adeq?e su libro "En lag ?ri
llas del Sar`fu?, por de pronto, 'miredo,'desde'este punto de vista, como
un atrevimiento indisculpable, por unos; para los m?s, como un enig
m?. Cuando se repasan las poesfas de este volumen` se experimenta
una emoci?n extrafia:'"nos hallamos' en presencia, en comunicaci??
con tin espfritu que tine los fen?menos del mundo exterior a sus pro
pios sentimientos, a sus estados de conciencia,'por medio de qna idea
ci?n;'no aparente, no manifiesta, sino oculta,'com? subterr?nea. De ahf
esa especie de' incoherencia ideol?gica quo los cr?ticos superficiales'pu
dieran notar en los versos de Rosalie; per?' quo es, en el tondo, una
coherencia ?ntima,'profunda, de tine l?gica y` de una transcendencia
4 idealizadoras. El poeta, por'ejemplo, tiene ante s? is visi?n de un bos
9' que rumoroso y vasto; es en oto?o; las hojas van oayendo y cubren de
? una alfombra amarillenta la tierra. Una ?honda' angustia? se apodera
[ de Rosalie; su peeho se siente oprirnido. Y en este momentoenlaza?
do, sin decirlo, esta tristeza del otot?o y este caer' de las hojas con re
cuerdos y remembranzas'quo no se nombran;?on este instante, an
gustiada por ela vocaci?n ?ntima del pasado, Rosalie pregunta: ? Porqu?
me ha concedido el cielo una tan terca, tan fiel' memoria??
Ama'profundamente nuestro poeta la Naturaleza; la eternidad de
las cosas la Ilene de em?ci?n.' ?Lo que es eterno'no puede acabar; la
inmensidad no puede tener fin.? Impregnada de emoci?n ante lo per
? durable, lo eterno de las cosas, ve'la Naturaleza Rosalie de Castro. Se
extasfa ante los bosques sonoros y hoscos, c los altos, gigantescos cas
?